El coronavirus COVID-19, sin duda un nombre que no olvidaremos, se originó en China y se ha propagado a cientos de países, dejando tras de sí miles de infectados y muertos en el mundo. Muchos gobiernos han declarado al país en emergencia nacional para proteger a sus ciudadanos tomando algunas medidas como el cierre de cines, restaurantes, eventos especiales, colegios y todo lugar donde haya aglomeramiento de gente.

Recordemos lo que tanto nos han dicho en los medios de comunicación y redes sociales, una tos, un estornudo o un apretón de mano puede exponernos al virus, pero también puede transmitirse al tocar algo que una persona infectada haya tocado, y luego nos tocamos la boca, la nariz o los ojos.

Tomemos las precauciones necesarias, como lavarnos las manos constantemente por al menos 20 segundos, evitar los lugares de afluencia de gente, evitar el saludo con un apretón de manos entre otros.

El coronavirus trajo consigo un cambio en la conducta de los seres humanos al saludarse ya que debe evitarse el contacto físico. Lo que nos parecía, amable, cordial, afectuoso ahora es un vehículo mortal que propicia el contagio del virus. Entonces nuestros saludos se limitarán a un saludo reverencial o simplemente un movimiento de cabeza hacia abajo o un golpe de codos.

Se acabaron los apretones de mano, los besos y los abrazos. La etiqueta ha cambiado, quiero saber que nos dirá mi amiga, “la Dama de la Etiqueta” ya que ese contacto corporal tan común en el mundo quedará atrás.

Los dos y tres besos que se dan en muchos países al saludarse, deben buscar sustituto. Quizás será un saludo de mano, o una reverencia juntando las palmas de las manos. Ya veremos que nos dirá la etiqueta.

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