Por Luis Eduardo Cortés Riera. cronistadecarora@gmail.com
Unos mortales hongos alojados en sus pulmones acabaron con la eminente vida de este sabio caroreño en 1804, quien proveniente de una familia oriunda de Tenerife, islas Canarias llega a la Rectoría de la Real y Pontificia Universidad de Caracas. No pudieron sus ojos ver, en consecuencia, los gritos de independencia que brotaron después de Abril de 1810 en Caracas y que seguramente hubiese apoyado con entusiasmo y decisión tal movimiento, pues sus precursores e iluminados escritos nos revelan una como idea de independencia intelectual de las colonias de ultramar de España. Si su tío, Rector de la Real y Pontificia Universidad de Caracas desde 1789, combatió con las nuevas ideas modernas de Gassendi, Descartes y Newton los polvorientos e inoperantes silogismos aristotélicos enquistados en esa casa educacionista, defiende el ilustrado caroreño al doctor Baltazar de los Santos Marrero, quien se atreve enseñar la nueva fisca newtoniana en las aulas de la Universidad de Caracas.
Al proclamar el racionalismo en la ciencia, dice el historiador de la educación Ildefonso Leal, al atacar los vicios que corrompían y retardaban la ilustración de los venezolanos, Juan Agustín de la Torre, mucho antes que Miguel José Sanz y don Simón Rodríguez, enciende la antorcha de la libertad que se alcanzará plenamente con la revolución de Independencia. El sabio caroreño dice que “Ninguna nación ha hecho progresos de consecuencia por las armas, por las artes, agricultura y comercio, hasta que se ha entregado al indispensable cultivo de la ciencia.”
Si su eminente tío paterno combate e impugna las ideas colonialistas en la academia, por qué no habrían de hacerlo los hermanos Torres Arriechi con las bayonetas, para derribar la casona colonial, ya políticamente vetusta y decrépita, tal como les había enseñado el presbítero bachiller Félix Espinoza de Los Monteros en su Cátedra Latina arenaleña, un auténtico foco de luz y de conocimiento en las inmensidades del semiárido occidental venezolano.