Autor: Edecio R. Riera M.
El sentimiento, puede argumentarse que es un don que convive en toda persona y que tiende a impactar cual huella superficial exigua o que perdura y se mantiene como:
“Impresión que causan en el alma las cosas espirituales”.
Diccionario Océano Uno Color.
Esta manifestación es captada y valorada por algunos seres especiales que poseen en su haber una impresionante sensibilidad muy desarrollada. La exteriorizan y la ejecutan en su entorno partiendo de un hecho o de una acción normal, ante cualquier circunstancia; aun cuando ésta pudiera ser adversa a sus principios o creencias.
Son seres extraordinarios, excepcionales dotados por la providencia de una capacidad excelsa e intrínseca para comprender, distinguir y analizar la carencia, la dificultad, la angustia, la necesidad, que han experimentado y que se refleja o se observa en cualquier sociedad, conglomerado o en alguien en particular, y que de alguna manera han tenido la entereza, la capacidad de surgir ante las adversidades.
Este conjunto de personas están facultadas por una perspicacia increíble que los induce a determinar sin equívocos esa cualidad producto de un reflejo condicionado o como se dijo antes, dotados por la providencia. Sé dice que han adquirido una conciencia admirable, muy íntima para desarrollar juicios valorativos sobre otras personas, actos o cosas y concluyen en una teoría descriptiva a través de la aptitud que en ellos está implícita para percibir las impresiones exteriores.
Los podemos catalogar que son individuos concienzudos, que trabajan con mucha atención y esmero en lo que piensan, hacen, con un cuidado minucioso y exigente a fin de no equivocarse en la búsqueda de la perfección. Son partes de las características o virtudes que ellos conservan y desarrollan.
Estos seres excepcionales, por la consistencia de su personalidad suelen manifestar una conducta que se corresponde y que tiene sentido con los principios y valores que han adquirido y profesan.
A la vez se identifican por ser constantes en su empeño, por ser útiles y consecuentes con sus postulados. La ubicación de estos y su perfil es una consecuencia directa de alguna actividad cultural, científica o de otra índole. Los podemos visibilizar a ese conjunto de virtuosos y en especial los encontramos en las Bellas Artes, la Música, la Poesía y la Literatura en forma general, entre otras.
Se fundamentan por su singular nutrición que los sustenta como talentosos receptores y con una gran capacidad de absorber y embriagarse de toda la energía sublime y positiva que los conlleva a manifestar suma fragilidad, ante una red que los atrapa y los envuelve en una misteriosa manta, que luego de experimentar una concreción maravillosa, aflora y se enciende el brillo de la esplendorosa sensibilidad humana.
“Y qué decir del quehacer literario, científico y humanístico. Carora ha sido un laboratorio y una escuela. Digamos que es un núcleo fundador de las ideas libertarias y socialistas en Venezuela. Un lugar donde la sensibilidad o la inteligencia han ensanchado el horizonte del bienestar humano”.
Pedro Ruiz. Del Tinglado Humano.
¡Esta tierra es maravillosa!, En este ámbito nos referiremos a Don Antonio Crespo Meléndez, quien nació en el año 1906, el cual es otro de esa pléyade de personajes intelectuales de su generación y de esa época. De esa camada, de hombres y mujeres que ha concebido en su vientre este terruño del semiárido. Resquebrajado por la por aridez de su suelo, por el inclemente Sol y por la escases de las lluvias. No obstante, se formaron mediante la fragua del sacrificio; sorteando los tropiezos, las dificultades y las barreras que obstaculizaban en andar de sus pasos silenciosos.
Se propusieron alcanzar la meta establecida, la misma que representaba sus más caros anhelos. Trabajaron con ahínco, con mucho empeño y con el sacrificio propio de su esfuerzo en sus propuestas que les permitieran concretar sus ideales. Con esa noción lograron salir airosos de un sin número de impedimentos que les cuartaba el derecho y el deseo de surgir. Empero, pudo más la voluntad, el optimismo, la perseverancia. Ser constantes y consecuentes con sus pensamientos. En ese orden de ideas, todos han brillado con luz propia; dejando un ejemplo muy claro y significativo a seguir y un legado espléndido del accionar para las nuevas generaciones.
Don Antonio, tuvo esa gran oportunidad, por lo menos, cursar sus primeros años de Educación Primaria en su ciudad natal. Estas primeras lecciones fueron de mucho provecho, porque para él, resultaron ser una luz resplandeciente en el camino andado. Debido a la estrechez económica no pudo continuar estudiando, ya que, el proceso de la educación para sus padres significaba ser muy oneroso.
Sin embargo, el estímulo dado por sus primeros maestros fue fundamental en el progreso del conocimiento, por cuanto, ellos solían filosofar y les proporcionaban: Tener mucha fuerza y voluntad, ideas para emprender. Ser por encima de todo optimista y ante cualquier tropiezo o caída, levantarse con más fuerza. Estas ideas las formalizaban en el desarrollo de sus charlas cotidianas, solían poner ejemplos y modelos a seguir como guías para la futura formación. Estas impactaron positivamente, en el proceso cognitivo como un cambio de conducta…
La lectura fue su principal atracción y estuvo dedicado a ella si escatimar esfuerzos. Esa atracción fue convertida en una pasión y en un goce estético por leer. Fue una afición vehemente que lo llevó desde muy joven a tener en sus manos y leer la edición de Don Quijote de la Mancha, propiedad de su padre, la cual la consideró como un tesoro muy valioso y así se lo hizo saber a su hijo, con el objeto de que no la ensuciara, no la rayara ni le doblara las páginas, pues, así el libro se podía dañar.
Si debía investigar algo trascendental, le sugería que tomara notas en hojas sueltas y que usara el diccionario. Mostró un profundo interés y aprecio por la lectura y la motivación del Quijote lo conminó a conocer y leer otros clásicos de la época.
La segunda inundación que se produjo en esta ciudad, y producto de ese fenómeno natural; hizo que el cauce del Río Morere se saliera e inundara gran parte de la zona baja o Zona Colonial. Este desastre derrumbó varias viviendas de ese sector, entre ellas, la casa de la familia Crespo Meléndez. La familia emigró a la ciudad del Tocuyo, por varias causas: habían quedado desamparados y quizá, la más importante se les ofreció un jornal para emprender y rehacer sus vidas. Por tanto, la situación económica de dicha familia se había deteriorado más aun por la situación vivida en carne propia. “No hay mal que por bien no venga” dice un dicho muy popular.
La estadía en el Tocuyo le trajo un cúmulo de experiencias, más las relaciones muy interesantes y satisfactorias, las cuales permitieron que se abrieran varias puertas y penetrara en ellas con el fin de incursionar en ese mundo anhelado, el cual lo había imaginado, soñado y visualizado. Esta interacción se fue concretando con pequeños escritos sobre la ciudad, personajes y hechos relevantes acaecidos en ese Distrito, hoy Municipio Morán. La incursión en los periódicos y las revistas literarias, fue un factor interesante porque le dio una oportunidad de escribir temas culturales y describir personajes de esa ciudad. Más adelante estableció amistad muy sincera y de mucho afecto con los poetas: Roberto Montesinos y Alcides Losada, quienes formaron parte de su formación intelectual, a través de sus consejos y lo motivaron a incursionar en la poesía.
Fueron ellos los que de alguna manera cuentan con lujos de detalles, los momentos estelares por los cuales, el tránsito recorrido en ese proceso de aprendizaje lo aprovechó, al máximo como una gran satisfacción por su enriquecimiento personal.
“Se cuenta que en las páginas de la “Quincena Literaria” fueron publicados sus primeros trabajos. Este medio impreso era dirigido acertadamente por su amigo, el poeta Roberto Montesinos, uno de sus tutores”.
Prólogo. Del Tinglado Humano
El inmenso interés manifiesto por el periodismo, también fue uno de sus grandes anhelos y tuvo la osadía de incursionar en esa disciplina, siendo aún un niño. Escribía noticias, informaciones culturales, sociales, políticas y didácticas sobre los escritores y creadores de la cultura y en especial, se esmeraba en reflejar y en denunciar la injusticia y el mal trato que se les aplicaba a los excluidos, a los marginados. La desigualdad social de la que eran y fueron objeto los más pobres, los seres vulnerables de esta sociedad. Estos temas eran de su máximo interés, y a ellos les dedicó gran parte de su tiempo.
Don Antonio regresa a su tierra natal, a su Carora, que por esos casos fortuitos de la vida, un día tuvo que salir ella. Hoy devuelve sus pasos en dirección a su lugar de origen. Luego de permanecer por varios años en la ciudad de “Los Lagos Verdes”. Pues bien, no desaprovechó ni un instante y sus inquietudes, deseos, más el conocimiento que se forjó por la asimilación del aprendizaje, fue un factor para experimentar un cambio muy sensible en su modo de pensar y actuar.
Este regreso a su tierra, en la década de los años treinta, le propició la oportunidad de convertirse, enrumbarse y establecerse como un singular periodista y un excelente narrador de crónicas sociales y literarias. Todo este trabajo lo desarrolló al ser incorporado al Diario de Carora, como redactor y columnista, un medio informativo propiedad de su cuñado, Don Antonio Herrera Oropeza. La experiencia ejecutada en las páginas de este órgano torrense, significó un apoyo muy oportuno para ampliar y consolidar su labor periodística y su obra literaria.
“Una vez un grupo de estudiantes de la Cátedra de Periodismo de la U.L.A. se trasladó hasta Carora con el objeto de conocer y entrevistar a Don Antonio Crespo Meléndez, para la realización de un trabajo de investigación. Ante una de las preguntas formuladas por el grupo de estudiantes y al _Comentar_: Que con tan buena pluma y con ese magnífico pensamiento social. ¿Por qué no ha escrito un libro?_ La respuesta no se hizo esperar_ Sentiría una inmensa tristeza y una pena muy grande, al entrar a una librería o a una biblioteca y observar en los estantes de esos inmuebles, mis libros, aun con su forro de protección”
El Diario de Carora.
_Posiblemente Don Antonio pensaba_, Que la gente no le tenía afecto a la lectura y no les gustaba leer, uno porque muchos no sabían leer y escribir, eran analfabetos y a lo mejor a los que si sabían hacerlo, no les interesaba las cosas que él escribía.
Luego de su regreso, a su patria chica. Establecido en su terruño que lo vio nacer se encontró con Don Chío Zubillaga, entre ellos se concretó una fraternal amistad de suma trascendencia y empatía, por cuanto, el maestro Chío, fue su gran mentor, le ofreció todo su apoyo incondicional y en todos los sentidos. Lo motivó para que continuara escribiendo. Que no abandonara la denuncia, insistir en el planteamiento de la Reforma Agraria. Mantener una columna contra los terratenientes y la defensa del campesinado y de los obreros. Esta relación fue un privilegio, porque con esa dinámica con el tutor, acrecentó más aun su sensibilidad popular hacia las causas más nobles, justas y con el deseo de alcanzar un mejor porvenir para los excluidos de siempre. Y se convirtió en otro de sus discípulos admirados.
Para Don Chío, también fue muy útil y necesario ese acercamiento con Don Antonio Crespo Meléndez, ya que, gracias a esas publicaciones que también se editaban en otros medios de la región, se podía afirmar. (Que no estaba solo en esa lucha desde la trinchera comunicacional) Se había logrado establecer una yunta muy importante, en torno al planteamiento social, a la escritura necesaria. Por lo tanto, Don Antonio no dejó de escribir, sino que fue mucho más allá con sus crónicas “Del Tinglado Humano” El Diario de Carora le sirvió de plataforma o tribuna principal para desarrollar sus trabajos periodísticos y literarios.
El Lic. Héctor Mujica, posteriormente de ganar las elecciones del recién creado Colegio Nacional de Periodistas para el período 1976 -1978 como Presidente de ese gremio de la comunicación, y durante su gestión; entre sus objetivos logró que se les reconociera la labor a muchísimos comunicadores a nivel nacional, que venían ejerciendo su trabajo sin poseer el título que los acreditara como periodistas.
El surgimiento de dicho colegio les proporcionó una valiosa oportunidad a un numeroso grupo de comunicadores sociales y los conminó para que presentaran sus recaudos, más el tiempo que tenían laborando en esos medios. Esto se conoce como acreditaje por experiencia. En esta ciudad les fue reconocida su labor periodística a un buen grupo de compatriotas; que fueron admitidos en el seno de esa organización gremial. Tal vez el propósito de agremiarse significaba, que el estado venezolano los reconocería como profesionales de la comunicación y por otra parte los dueños de esos medios, tenían la obligación de mejorar las condiciones sociales de los trabajadores, entre ellas, un mejor salario, ya que eran muy mal remunerados. Del grupo de beneficiarios que entre otros, en este pueblo logró alcanzar ese objetivo propuesto por el Colegio de Periodista, tenemos que mencionar a Don Antonio Crespo Meléndez, un autodidacta, empírico, forjado en su empeño de ser útil a la sociedad.
“Entre sus múltiples reconocimientos y homenajes, se pueden destacar: que fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo, La Academia Nacional de la Historia en su colección “El Libro Menor” publicó sus libros: “Innovaciones” y la “Última Nostalgia”.
Diario. Aporrea. Org. José Pérez.
Igualmente la “Última Nostalgia” la editó El Fondo Editorial de El Caribe, interrumpida y que no llegó a concluir, debido a su fallecimiento en el año 1988, a sus 82 años. Se interpuso ante un hecho natural, el cual no se podía obviar. Su conclusión determinó no poder relatar o contar sus vivencias, y memorias a sus lectores, paisanos y amigos.
La Casa Nacional de las Letras “Andrés Bello”. Colección. “Del Tiempo y su Sombra”, publicó en una (Edición Ampliada) la obra “Del Tinglado Humano”, en el año 2012
En ese mismo año Carora y el municipio Torres se mostraron agradecidos, orgullosos, encantados enaltecidos y engalanados porque, El Ministerio del Poder Popular para la Cultura, tomó en cuenta a este cultor torrense. Reconoció, valoró y resaltó los méritos extraordinarios y suficientes de este ilustre e insigne conterráneo; creando la Bienal “Antonio Crespo Meléndez” como un reconocimiento y para honrar la vida y obrar de este singular periodista y escritor caroreño.
La primera Bienal Antonio Crespo Meléndez, tuvo como objetivo homenajear a varios cultores de este municipio, entre ellos. Cecilio Zubillaga Perera, Alirio Díaz, Rodrigo Riera, Alí Lameda, Luis Beltrán Guerrero, Elisio Jiménez Sierra, Pío Rafael Alvarado, entre otros, la misma fue ganada por: el escritor Carlos Antonio Silva y la Lic. Isabel Hernández Lameda. Con las obras: Crónicas Transitorias de la vida cotidiana (sobre el amor, el terruño, la música y otras menudencias) (Cecilio Chío Zubillaga. Una Praxis Cultural Subversiva) Respectivamente.
La segunda Bienal la ganó nuestro fraternal y estimado amigo, y actual cronista de la ciudad de Carora el Dr. Luis Eduardo Cortés Riera, con una excelente obra sobre otro gran escritor de este municipio, autor de la “Enciclopedia Larense” Rafael Domingo Silva Uzcategui.
Hasta la fecha se ha efectuado la sexta edición de esta Bienal y podemos afirmar que las mismas han estado con mucha participación, ya que, han sido convocadas a nivel nacional, es más el tema de las crónicas, al parecer es un renglón de mucha importancia para muchos escritores, y que le dan relevancia con su participación, al inferir, que aparte de escritores noveles, también participan reconocidos escritores nacionales que poseen un amplio currículo en esta actividad de la acción para desarrollar ideas y plasmarlas mediante la escritura.
“Elevo mi voz en estas palabras escritas, y por este medio que sirve de tribuna para expresar mis ideas, pero, que no sólo son ideas, sino que ellas logren trascender en la acción práctica del hecho cotidiano que ejecuta el ser humano en su diversidad cultural”.
Anónimo.
Carora, septiembre 2024.
DE R E L A T O S D E H I S T O R I A L O C A L