Por  Mercedes Soledad Moresco

Un lugar común en estos días es hablar de la globalización del español y de las posibilidades concretas de que nuestro idioma se consolide como la segunda lengua internacional, inmediatamente después del inglés.

Sin embargo, la problemática se agudiza cuando acercamos la mirada a la realidad de la enseñanza del español en el sur de la Florida.

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¿Somos conscientes de la importancia de mantener y preservar el español para así asegurarnos de que tanto nosotros como nuestros hijos que viven en EEUU y hablan a la perfección el inglés no se queden atrás en esta globalización del idioma español?

Las respuestas a esta pregunta son variadas.

Hay muchos para quienes el castellano tiene una importancia primordial en la educación de sus hijos. Para ellos, su estudio es una actividad sin discusiones ni cuestionamientos, algo así como la escuela regular, adonde los niños van, quieran o no. Son los mismos hogares en los que se habla únicamente en español y exigen a sus hijos que así lo mantengan.

Encuentro otros, en cambio, para quienes el estudio del español es una actividad para después de la escuela, y que compite en gustos y posibilidades económicas con las clases de tennis, basketball o danza. Muchos de estos padres sufren porque sus hijos se niegan a hablar en español, o se preocupan porque si bien entienden el idioma, no lo leen ni lo escriben, con lo cual las posibilidades de que sean verdaderamente bilingües se empobrecen mucho.

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Pero al poner en competencia el estudio de un idioma con actividades deportivas o artísticas, fundamentales también para el desarrollo completo de los niños, el español pierde. No he encontrado ningún niño que elija estudiar una lengua antes que jugar al football o aprender ballet. Son en todo caso los padres quienes deben poner las cosas en su lugar, y ayudarles a ellos a armar su futuro de la forma más completa posible.

Hay un tercer grupo que teme que la enseñanza de un segundo idioma entorpezca el aprendizaje del inglés que los niños necesitan día a día en la escuela. Por lo general son padres de niños pequeños que prefieren esperar a que crezcan para comenzar a introducirlos en otro idioma. Lamento comprobar que muchas veces este tiempo de espera va en detrimento de la capacidad de aprendizaje de las personas, y que cuanto más joven un niño aprende una lengua, más y mejores posibilidades tiene de dominarla a la perfección.

En fin, éste es mi desafío, la defensa y la consolidación de un idioma con un futuro tan importante como el de ser la segunda lengua internacional. Que el español llegue a pesar en las letras y en el comercio tanto como sus dimensiones territoriales en Hispanoamérica y en España, que nuestros hijos no se queden atrás en esta carrera hacia el porvenir, antes bien que lleven la bandera del español bien alta, orgullosos de sí mismos y de su origen latinoamericano.

Directora de la escuela de español
Educando a América
www.educandoamerica.com

Artículo tomado de Edición N° 2 Aldea Educativa Magazine