Si en 2do grado no me hubieran reprendido y obligado a repetir mi dibujo de una choza de los indios, hoy no sería artista plástico…..

Cuando represente la choza con color marrón y manchones de barro en sus paredes torcidas, como la imagine, pensaba que lo estaba haciendo casi real…. Pero la maestra consideró mi dibujo feo, sucio y diferente, mal encarada pidió lo dibujara con paredes lisas, rectas y sin manchas, por más que le dije q las paredes de barro no podían ser perfectas pues el barro era barro, no aceptó mi argumento.

Desilusionada hice el dibujo que todos hicieron.

Esperanzada, pensaba que seguía teniendo la razón, y a esa corta edad aprendí a seguir el juego de los adultos sin dejar de soñar mis sueños.

Mi mente siempre me proponía ideas diferentes a los demás, pero las frenaba ante las reglas que se imponían.

Estudié, me gradué y enseñé, pero lo empecé hacer a mi manera, urgando en cada estudiante las ideas que tenían, dando libertad de expresión, apenas guiándolo sin imponerle mis propias ideas… así formé arquitectos creativos, abiertos a innovar y lograr nuevas propuestas, a ser ellos mismo y no copias de sus maestros. Senti que había cumplido con una etapa de mi vida y me preparé para, ahora si, comenzar “ mi carrera de vida” donde podría dibujar la choza de indios a mi manera…

¡Dibujé, pinté, hice esculturas, me involucré en todo lo relativo al arte, me sentí viva, plena, capaz de nadar en este mundo de magia, colores, pinturas, pinceles, arcilla, manos llenas de barro, llenas de felicidad total!

No me di cuenta de que el tiempo seguía su ritmo también, me acompañaba en cada momento y nunca me apuró o me sobrepasó, quizás la alegría vivida en mi mundo artístico lo hizo silencioso, casi invisible por lo que cuando me explotó la idea de escribir cuentos ya estaba en mis 70 años, pero aun así, no sentí prisa, no sentí nostalgia, no sentí que llegaba tarde. ¡Estaba en mi nuevo momento!

Y es el que estoy disfrutando hoy, con dos cuentos publicados, uno en revisión, otro en imprenta y la cabeza llena de nuevas ideas, enredada en palabras, frases e imágenes de colores que esperan por salir a plasmarse en un libro, una guía y llegar hasta esas personitas que sonríen cuando leen las historias que he compuesto para ellos…

¿Qué puede alegrar más mi corazón que sentir que he dejado una pequeñita contribución al mundo? ¡Como me llena de felicidad el saber que pude dibujar mi choza con entera libertad y absoluta gratitud!

¡Si, nunca será tarde para hacer lo que verdaderamente queremos y amamos con pasión! Rosalba Alarcón de Luján

Libros publicados: “El día que tuvimos que mudarnos” : de venta en todas las librerías de Panamá

“Vuela, vuela,vuela” de venta en todas las librerías de Panamá y en Amazon