Por Omar Viana Cronista del Municipio Muñoz
Doña Bárbara, o Pancha Vásquez, personaje en el cual se inspiró Don Rómulo Gallegos, para su magistral obra, “Doña Barbara” de la cual le informo el Poeta Andrés Eloy Blanco, quien ejercía el derecho en su exilio en Apure y me lo confirmo don Ángel Rojas Marenco ya que su padre Domingo Rojas Lujambio, ejercía el cargo de secretario del Registro Público del Municipio Muños y era quien le manejaba los documentos que registraba Andrés Eloy Blanco. Existe un numero importantes de documentos que corroboran la muerte de Doña Pancha, como lo es el Registrado por ante la Oficina de Registro Público del Municipio Muñoz en Bruzual veinte de diciembre de mil novecientos cincuenta y cuatro en el cual el poeta Andrés Eloy Blanco en su carácter de abogado declara que da en venta pura y simple al señor José Manuela Fuente los derechos de mata de totumo y Chacera hoy Lorenzo ubicada en jurisdicción del Municipio Rincón Hondo expone el doctor Blanco que con fecha diez de junio de mil novecientos veinte y uno por documento registrado antes el juzgado del distrito Muñoz, bajo el número once, folios trece VTO y catorce de libros respectivo la señora Francisca Vasquez de Carrillo se comprometió obligando sus bienes entre ellos las mencionadas sabana a pagar la suma de dos mil ochocientas bolívares al interés del 1%. Falleció la señora Vásquez De Carrillo y demando a sus herederos el pago del crédito a la sucesión a los señores Jesús María y María De Jesús Vásquez por documento autenticado en el Yagual el once de diciembre de mil novecientos veinte y cinco lo que demuestra la información que manejo sobre Francisca Vásquez de Carrillo quien murió en el hato la Trinidad de Arauca en Agosto de mil novecientos veinte y dos y sus resto reposan en el cementerio partículas del Hato La Trinidad de Arauca para ese entonces del padre del poeta y escritor José Natalio Estrada Torres de la muerte de Pancha Vásquez hay mucha información que corroboran este hecho de su muerte.
Otro documento que corroboran la muerte de Pancha Vásquez en mil novecientos veinte y dos es la venta que realizan Jesús María Vásquez y maría De Jesús Vásquez en la cual vende los únicos vienes que le quedaban a Pancha Vásquez el hato Mata de Totumo para pagar deudas Jesús Esteben, Rafael De Ramón Uzcategui, Juan Pencine Hernández, y Amadeo Garbí. Este documento registrado en Bruzual el dos de junio de mil novecientos Veinte y Seis lo que la fecha de muerte de Francisca Vasquez de Carrillo en agosto de mil novecientos veinte y dos y no el dieciséis de junio de mil novecientos treinta y uno como lo ha expresado los presuntos descendiente de Francisca Vasquez de Carrillo.
Argenis Méndez Echenique en su ponencia “CON ANDRES ELOY Y DOÑA BARBARA VAMOS EN EL BONGO DE LA POFIA”, ponencia presentada en el encuentro de Cronistas e Historiadores de Venezuela en Calabozo. Estado Guárico, en 2018. Nos presenta un trabajo muy valioso sobre la muerte de Francisca Vásquez de Carrillo, también publicado en el Correo del Orinoco, el 05 de agosto del 2018. En este trabajo Echenique dice lo siguiente: “Se tiene entendido y como hecho cierto, el que nuestro eximio novelista Don Rómulo Gallegos tomó los personajes de sus obras literarias de la vida real, moldeándolos magistralmente para representar la Venezuela de su época. En el caso concreto de las novelas referidas al Llano venezolano, se dice que el Dr. Juan Crisóstomo Payara, uno de los personajes entrales de Cantaclaro tuvo su encarnación en el Dr. Roberto Vargas, el famoso y atrabiliario “”Tuerto Vargas”, que se conoció aquí en Apure por sus levantamientos y correrías contra la tiranía gomecista. Así mismo, se dice que el personaje principal de la inmortal Doña Bárbara tiene su basamento real en la vida y actuación de una señora dueña de hatos altoapureños, en los primeros años del siglo XX, y de la cual el fabulador tuvo noticias cuando vino por primera vez a estos lares en 1927. Esta señora era FRANCISCA VÁSQUEZ DE CARRILLO, más conocida como “Doña Pancha Vásquez”. Uno de los principales informantes del Maestro Gallegos fue Andrés Eloy Blanco, que en su pasantía apureña la conoció de cerca por haberla asistido en asuntos jurídicos, como lo asentó el poeta en uno de sus escritos.
Bien, en el presente ensayo nos vamos a referir a los herederos materiales de esta señora y a su relación con Andrés Eloy, donde además actúan otros personajes bastante conocidos por la gente de Apure. Aquí se evidencia la íntima relación que existe entre la realidad y la ficción.
Resulta que Doña Pancha le adeudaba a Andrés Eloy la cantidad de Dos Mil Ochocientos Bolívares por honorarios profesionales (recuérdese que el poeta era abogado). Así consta en documento asentado el 10 de Junio de 1921 en el Juzgado de Bruzual, capital del Distrito Muñoz. Allí se establece que la deuda debía ser cancelada en un plazo de ocho meses improrrogables, a partir de aquella misma fecha, pagando un interés a la rata de 1% mensual. Doña Pancha ponía como respaldo a su deuda sus bienes habidos y por haber y en especial sus bienes pecuarios que poseía en el Distrito Muñoz; es decir, el hato “Mata de Totumo Lemero”. Los gastos originados por este contrato y los de cancelación y cobranza judicial o extrajudicial, si los hubiere, como en efecto los hubo, correrían por su cuenta. Este hato lo había heredado Pancha Vásquez de su padre, quien a su vez lo había comprado a Juan Manuel Acosta en 1866 y éste al general Antonio Batalla en 1864, que con anterioridad lo había adquirido de Basilio Lemus, heredero de Gregorio Lemus y Bárbara Matea Blanco. De allí el apelativo de “Lemero”.
Doña Pancha, aún cuando estaba llena de una montaraz malicia, no sabía leer ni escribir, por lo que pidió a un señor de su plena confianza llamado José Antonio Páez, nativo de Calabozo, presunto nieto del Centauro Llanero de ese mismo nombre, y con quien ella hacía vida marital, que firme el documento en su nombre, lo que así queda asentado en el mismo al ser presentado en el Juzgado de Bruzual para su registro, actuando como su asistente jurídico el abogado Manuel Vargas Rivas. De tal hecho son testigos los señores Carlos J. Hernández y Francisco Montero, vecinos de la misma población.
Este homónimo del general Páez, quien también se titulaba “general”, se decía hijo de Ramón Páez, uno de los vástagos del homérico prócer independentista, quien se habría residenciado en Calabozo luego de trasladar los restos mortales de su ilustre padre desde Nueva York a Caracas (aquí, en esta ciudad llanera, Calabozo, habría fallecido Ramón Páez, octogenario, a finales del siglo XIX).
Posiblemente todo lo dicho sea cierto, pues este nuevo personaje, el José Antonio Páez II, figura entre los invitados especiales a los actos conmemorativos del Centenario de la Batalla de El Yagual (8 de Octubre de 1916), momento en que el general Vincencio Pérez Soto, Presidente del Estado Apure, inauguró un monumento alusivo a este heroico hecho de armas, hoy conocido como “El Brazo de Páez
Volviendo a Pancha Vásquez tenemos que transcurre el tiempo y Doña Bárbara se olvida del compromiso contraido con Andrés Eloy. En el año de 1922 la sorprende la muerte en el Hato “La Trinidad de Arauca”, en jurisdicción del Municipio Rincón Hondo, Distrito Muñoz, cuando viajaba en bongo por el río Arauca rumbo a San Fernando a someterse a un chequeo médico. Allí quedaron sus restos, bajo la custodia de otro gran cultor de la naturaleza llanera: el poeta José Natalio Estrada Torres, el del “Cristo de la Sabana”.
Había nacido nacido Doña Pancha el 27 de Abril de 1878, en Elorza (según Partida de Nacimiento N° 5, asentada el día 29 de Abril de 1878, siendo Primera Autoridad Civil el Coronel Balbino Ramón Primera); bautizada por un sacerdote adscrito al Vicariato Apostólico de Santa Bárbara de Arauca, donde reposa el original de su Fe de Bautismo, debido a que esta zona del Alto Apure fue atendida por esa entidad eclesiástica por muchos años (hasta la quinta década del pasado siglo). De allí que algunos autores hayan señalado el posible origen colombiano de Pancha Vásquez.
Para el momento del fallecimiento de Doña Pancha, Andrés Eloy se había trasladado a Caracas y sus asuntos no le marchaban muy bien. Llega el año de 1924 y las precarias circunstancias en que vive en la gran capital le hacen recordar la deuda que la Doña tenía con él. Le escribe a su amigo el Dr. Rafael Ramón Uzcátegui, abogado de San Fernando, y le envía un poder especial para que reclame por intermedio de los tribunales la cancelación de la mencionada deuda, que para esa fecha, 3 de Mayo de 1924 ya había alcanzado la cantidad de Cuatro Mil Quinientos Bolívares, a los herederos materiales de Doña Pancha Vásquez, génesis de la creación galleguiana. La matrona no los tenía directos para ese crucial momento (dos hijos que había traido al mundo, habían fallecido ya sin dejar descendencia), por lo que estos derechos sucesorales recaen en los parientes colaterales, sus dos sobrinos carnales, avecindados en Elorza: MARÍA DE JESÚS y JESÚS MARÍA VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, este último, menor de edad y representado por su señora madre, Doña Cinercia Rodríguez de Vásquez, viuda de Jesús María Vásquez Escobar, hermano mayor de Doña Pancha, nacido hacia 1837 y cuya madre fue doña Mercedes Escobar. El padre de Francisca Vásquez Zapata de Carrillo, que era el nombre completo de la Doña, y de su hermano Jesús María, fue Don Ramón Vásquez Landaeta, oriundo de El Tinaco, en el hoy Estado Cojedes, casado con Doña Rosa Zapata, de Mantecal, y fallecido en jurisdicción del Municipio San Fernando en la última década del siglo XIX, en el Hato “Mata de Tamarindo”, el 9 de Agosto de 1883.
Pancha Vásquez había casado antes de morir su padre, con un señor llamado Pedro Carrillo, según versión del ya difunto Don Luis Beltràn Parra Jiménez (Elorza, 1925 – San Fernando, 2002), mi suegro, desconociendo si ese señor era de la conocida raigambre trujillana, aunque no sería extraño por la constante migración de gente cordillerana hacia los llanos de Apure (para comprobarlo solo basta comparar una guía telefónica de CANTV de Apure con una de Trujillo y se verá que muchos apellidos coinciden), teniendo dos hijos (varón y hembra); el varón, llamado Pedro Justo, falleció hacia 1912 como consecuencia de la caida de un caballo cuando coleaba un toro (que se dice era el embrujado “cotizudo” que plasma Gallegos en su novela); y la hija, casada con un llanero colombiano de apellido Mujica, murió de parto, igual que la niña recién nacida. Uno de los tantos conflictos judiciales que tuvo que afrontar la Doña fue con su yerno viudo, que aspiraba recibir la herencia que le correspondía a su esposa fallecida.
El Dr. Uzcátegui solicita la demanda ante el Juez de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil del Estado Apure, Br. Miguel A. Escalante (1891 – 1970), merideño de Tovar e ínclito educador que fundó años más tarde (1932) el Colegio “Miranda” (hoy Liceo “Francisco Lazo Martí”, de San Fernando de Apure), quien pide preventivamente el embargo de los bienes de la sucesión de Pancha Vásquez, suficiente para cubrir el doble de la cantidad demandada y las costas, de conformidad con el artículo 360 del Código de Procedimiento Civil vigente para aquella época.
El Tribunal ordena el 6 de Mayo de ese año 24 practicar la citación para que se presenten los demandados a la décima audiencia despúes de citados, más 12 días que se le conceden como término de la distancia.
La medida de embargo es dictada fundándose en la sentencia del Juzgado Superior del Estado Apure, de fecha 1°/12/1923, que corre inserta en el folio 11 de expedientes, marcado con el N° 73, de la demanda que por cobro de bolívares instauró el Dr. Uzcátegui contra la sucesión de Doña Pancha, por la cantidad de Nueve Mil Bolívares a que asciende el doble de la cantidad demandada y las costas, debiendo previamente el demandante dar caución o garantía suficiente para responder a la parte contra quien se dirije la medida de embargo, de los daños y perjuicios que éste pudiera ocasionarle, de conformidad con el artículo 378 del Código de Procedimiento Civil.
El Dr. Uzcátegui, como apoderado de Andrés Eloy, presentó como fiador al Dr. Juan Penzini Hernández, el conocido abogado y poeta venezolano que estaba para ese momento residenciado en San Fernando, casado con la apureña Anita Felice, quien se comprometió a responder de los perjuicios que pudiese ocasionar a los demandados el embargo acordado.
El Juez del Municipio Elorza, para ese entonces del Distrito Muñoz, fue comisionado para practicar el mencionado acto de ley y las citaciones el 7 de Mayo de 1924, pero ésto se retarda hasta el 7 de Julio por diversos motivos, principalmente por la dificultad en hacer llegar el mensaje desde San Fernando hasta aquella lejana población: “Los caminos de los años veinte caminaban con mucha pereza entonces, salvando caños, ríos crecidos, esperando que escampe o que le queden atrás las puertas del tranquero, desde donde el camino se enfila hacia el destino”, como explica nuestro apreciado poeta – caballista Luis Alberto Crespo, en su ensayo “Una lejanía que va y viene” (en La Vaquería, compilación de Manuel Abrizo, Caracas, Ministerio de Agricultura y Tierras, 2008: 46).
El día 8 de ese mismo mes de Julio comparece María de Jesús Vásquez ante el Br. Jesús Rafael Astudillo, Juez y dedicado maestro de las depauperadas legiones juveniles de Elorza, y queda notificada sobre la petición de demanda y su citación ante el Tribunal de San Fernando, pero ella hizo constar que hasta ese momento no les había sido presentada por ninguna persona la correspondiente cartilla de liquidación de los derechos fiscales y por lo tanto ignoraba cuál era la cantidad que debían pagar los demandados.
Es deducible que después de este papeleo judicial Andrés Eloy logró la cancelación de sus honorarios, porque años más tarde, en 1951, estando el bardo en México, según aseveraba el Dr. Pedro Elías Hernández Figueredo, quien fuera Presidente de la Fundación “Rómulo Gallegos”, de San Fernando, y compañero de exilio del poeta, él autorizó al Dr. Penzini para que procediese a vender los derechos que poseía sobre un cuarto de legua de terreno en el hato “Mata de Totumo”, que es de suponer obtuvo en compensación por lo que le adeudaban los herederos de la Doña. Ese lote de terreno estaba ubicado en la margen izquierda del Arauca, en el sector de “Lorenzo”, poco antes de llegar a la ciudad de Elorza, yendo desde Mantecal, y fue vendido al Dr. Manuel José Fuentes Gilly, hijo de uno de los grandes terratenientes de Apure (el tercero en importancia, después de Juan Vicente Gómez y la Compañía Inglesa Lancashire).
La Patria Venezolana perdió uno de sus grandes blasones literarios en Mayo de 1955, cuando muere Andrés Eloy en un torpe accidente automovilístico en Ciudad de México.
En cuanto a María de Jesús Vásquez, ella estuvo presente en los eventos protocolares organizados y realizados por la Asamblea Legislativa del Estado Apure, con motivo de la creación del Distrito Rómulo Gallegos, en Elorza, e instalación de sus primeras autoridades municipales, en 1964, y acompañó al célebre epónimo en los mencionados actos; ella, María de Jesús, falleció en San Fernando, a principios de 1979 (había nacido en 1901), sin dejar hijos, aun cuando había casado con un señor de nombre Eleodoro Rozo, mecánico de automóviles. ya Jesús María, su hermano menor, casado con doña Sabina Solórzano, había desaparecido unos dos o tres años antes, dejando una larga progenie (siete hijos), entre ellos, nuestro excelente amigo Francisco Luis Vásquez Solórzano, conocido criador pecuario elorzano.”
Otro documento que corroboran la muerte de Pancha Vásquez en mil novecientos veinte y dos es la venta que realizan Jesús María Vásquez y maría De Jesús Vásquez en la cual vende los únicos vienes que le quedaban a Pancha Vásquez el hato Mata de Totumo para pagar deudas Jesús Esteben, Rafael De Ramón Uzcategui, Juan Pencine Hernández, y Amadeo Garbí. Este documento registrado en Bruzual el dos de junio de mil novecientos Veinte y Seis lo que la fecha de muerte de Francisca Vasquez de Carrillo en agosto de mil novecientos veinte y dos y no el dieciséis de junio de mil novecientos treinta y uno como lo ha expresado los presuntos descendiente de Francisca Vasquez de Carrillo.
Argenis Méndez Echenique en su ponencia “CON ANDRES ELOY Y DOÑA BARBARA VAMOS EN EL BONGO DE LA POFIA”, ponencia presentada en el encuentro de Cronistas e Historiadores de Venezuela en Calabozo. Estado Guárico, en 2018. Nos presenta un trabajo muy valioso sobre la muerte de Francisca Vásquez de Carrillo, también publicado en el Correo del Orinoco, el 05 de agosto del 2018. En este trabajo Echenique dice lo siguiente: “Se tiene entendido y como hecho cierto, el que nuestro eximio novelista Don Rómulo Gallegos tomó los personajes de sus obras literarias de la vida real, moldeándolos magistralmente para representar la Venezuela de su época. En el caso concreto de las novelas referidas al Llano venezolano, se dice que el Dr. Juan Crisóstomo Payara, uno de los personajes entrales de Cantaclaro tuvo su encarnación en el Dr. Roberto Vargas, el famoso y atrabiliario “”Tuerto Vargas”, que se conoció aquí en Apure por sus levantamientos y correrías contra la tiranía gomecista. Así mismo, se dice que el personaje principal de la inmortal Doña Bárbara tiene su basamento real en la vida y actuación de una señora dueña de hatos altoapureños, en los primeros años del siglo XX, y de la cual el fabulador tuvo noticias cuando vino por primera vez a estos lares en 1927. Esta señora era FRANCISCA VÁSQUEZ DE CARRILLO, más conocida como “Doña Pancha Vásquez”. Uno de los principales informantes del Maestro Gallegos fue Andrés Eloy Blanco, que en su pasantía apureña la conoció de cerca por haberla asistido en asuntos jurídicos, como lo asentó el poeta en uno de sus escritos.
Bien, en el presente ensayo nos vamos a referir a los herederos materiales de esta señora y a su relación con Andrés Eloy, donde además actúan otros personajes bastante conocidos por la gente de Apure. Aquí se evidencia la íntima relación que existe entre la realidad y la ficción.
Resulta que Doña Pancha le adeudaba a Andrés Eloy la cantidad de Dos Mil Ochocientos Bolívares por honorarios profesionales (recuérdese que el poeta era abogado). Así consta en documento asentado el 10 de Junio de 1921 en el Juzgado de Bruzual, capital del Distrito Muñoz. Allí se establece que la deuda debía ser cancelada en un plazo de ocho meses improrrogables, a partir de aquella misma fecha, pagando un interés a la rata de 1% mensual. Doña Pancha ponía como respaldo a su deuda sus bienes habidos y por haber y en especial sus bienes pecuarios que poseía en el Distrito Muñoz; es decir, el hato “Mata de Totumo Lemero”. Los gastos originados por este contrato y los de cancelación y cobranza judicial o extrajudicial, si los hubiere, como en efecto los hubo, correrían por su cuenta. Este hato lo había heredado Pancha Vásquez de su padre, quien a su vez lo había comprado a Juan Manuel Acosta en 1866 y éste al general Antonio Batalla en 1864, que con anterioridad lo había adquirido de Basilio Lemus, heredero de Gregorio Lemus y Bárbara Matea Blanco. De allí el apelativo de “Lemero”.
Doña Pancha, aún cuando estaba llena de una montaraz malicia, no sabía leer ni escribir, por lo que pidió a un señor de su plena confianza llamado José Antonio Páez, nativo de Calabozo, presunto nieto del Centauro Llanero de ese mismo nombre, y con quien ella hacía vida marital, que firme el documento en su nombre, lo que así queda asentado en el mismo al ser presentado en el Juzgado de Bruzual para su registro, actuando como su asistente jurídico el abogado Manuel Vargas Rivas. De tal hecho son testigos los señores Carlos J. Hernández y Francisco Montero, vecinos de la misma población.
Este homónimo del general Páez, quien también se titulaba “general”, se decía hijo de Ramón Páez, uno de los vástagos del homérico prócer independentista, quien se habría residenciado en Calabozo luego de trasladar los restos mortales de su ilustre padre desde Nueva York a Caracas (aquí, en esta ciudad llanera, Calabozo, habría fallecido Ramón Páez, octogenario, a finales del siglo XIX).
Posiblemente todo lo dicho sea cierto, pues este nuevo personaje, el José Antonio Páez II, figura entre los invitados especiales a los actos conmemorativos del Centenario de la Batalla de El Yagual (8 de Octubre de 1916), momento en que el general Vincencio Pérez Soto, Presidente del Estado Apure, inauguró un monumento alusivo a este heroico hecho de armas, hoy conocido como “El Brazo de Páez
Volviendo a Pancha Vásquez tenemos que transcurre el tiempo y Doña Bárbara se olvida del compromiso contraido con Andrés Eloy. En el año de 1922 la sorprende la muerte en el Hato “La Trinidad de Arauca”, en jurisdicción del Municipio Rincón Hondo, Distrito Muñoz, cuando viajaba en bongo por el río Arauca rumbo a San Fernando a someterse a un chequeo médico. Allí quedaron sus restos, bajo la custodia de otro gran cultor de la naturaleza llanera: el poeta José Natalio Estrada Torres, el del “Cristo de la Sabana”.
Había nacido nacido Doña Pancha el 27 de Abril de 1878, en Elorza (según Partida de Nacimiento N° 5, asentada el día 29 de Abril de 1878, siendo Primera Autoridad Civil el Coronel Balbino Ramón Primera); bautizada por un sacerdote adscrito al Vicariato Apostólico de Santa Bárbara de Arauca, donde reposa el original de su Fe de Bautismo, debido a que esta zona del Alto Apure fue atendida por esa entidad eclesiástica por muchos años (hasta la quinta década del pasado siglo). De allí que algunos autores hayan señalado el posible origen colombiano de Pancha Vásquez.
Para el momento del fallecimiento de Doña Pancha, Andrés Eloy se había trasladado a Caracas y sus asuntos no le marchaban muy bien. Llega el año de 1924 y las precarias circunstancias en que vive en la gran capital le hacen recordar la deuda que la Doña tenía con él. Le escribe a su amigo el Dr. Rafael Ramón Uzcátegui, abogado de San Fernando, y le envía un poder especial para que reclame por intermedio de los tribunales la cancelación de la mencionada deuda, que para esa fecha, 3 de Mayo de 1924 ya había alcanzado la cantidad de Cuatro Mil Quinientos Bolívares, a los herederos materiales de Doña Pancha Vásquez, génesis de la creación galleguiana. La matrona no los tenía directos para ese crucial momento (dos hijos que había traido al mundo, habían fallecido ya sin dejar descendencia), por lo que estos derechos sucesorales recaen en los parientes colaterales, sus dos sobrinos carnales, avecindados en Elorza: MARÍA DE JESÚS y JESÚS MARÍA VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, este último, menor de edad y representado por su señora madre, Doña Cinercia Rodríguez de Vásquez, viuda de Jesús María Vásquez Escobar, hermano mayor de Doña Pancha, nacido hacia 1837 y cuya madre fue doña Mercedes Escobar. El padre de Francisca Vásquez Zapata de Carrillo, que era el nombre completo de la Doña, y de su hermano Jesús María, fue Don Ramón Vásquez Landaeta, oriundo de El Tinaco, en el hoy Estado Cojedes, casado con Doña Rosa Zapata, de Mantecal, y fallecido en jurisdicción del Municipio San Fernando en la última década del siglo XIX, en el Hato “Mata de Tamarindo”, el 9 de Agosto de 1883.
Pancha Vásquez había casado antes de morir su padre, con un señor llamado Pedro Carrillo, según versión del ya difunto Don Luis Beltràn Parra Jiménez (Elorza, 1925 – San Fernando, 2002), mi suegro, desconociendo si ese señor era de la conocida raigambre trujillana, aunque no sería extraño por la constante migración de gente cordillerana hacia los llanos de Apure (para comprobarlo solo basta comparar una guía telefónica de CANTV de Apure con una de Trujillo y se verá que muchos apellidos coinciden), teniendo dos hijos (varón y hembra); el varón, llamado Pedro Justo, falleció hacia 1912 como consecuencia de la caida de un caballo cuando coleaba un toro (que se dice era el embrujado “cotizudo” que plasma Gallegos en su novela); y la hija, casada con un llanero colombiano de apellido Mujica, murió de parto, igual que la niña recién nacida. Uno de los tantos conflictos judiciales que tuvo que afrontar la Doña fue con su yerno viudo, que aspiraba recibir la herencia que le correspondía a su esposa fallecida.
El Dr. Uzcátegui solicita la demanda ante el Juez de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil del Estado Apure, Br. Miguel A. Escalante (1891 – 1970), merideño de Tovar e ínclito educador que fundó años más tarde (1932) el Colegio “Miranda” (hoy Liceo “Francisco Lazo Martí”, de San Fernando de Apure), quien pide preventivamente el embargo de los bienes de la sucesión de Pancha Vásquez, suficiente para cubrir el doble de la cantidad demandada y las costas, de conformidad con el artículo 360 del Código de Procedimiento Civil vigente para aquella época.
El Tribunal ordena el 6 de Mayo de ese año 24 practicar la citación para que se presenten los demandados a la décima audiencia despúes de citados, más 12 días que se le conceden como término de la distancia.
La medida de embargo es dictada fundándose en la sentencia del Juzgado Superior del Estado Apure, de fecha 1°/12/1923, que corre inserta en el folio 11 de expedientes, marcado con el N° 73, de la demanda que por cobro de bolívares instauró el Dr. Uzcátegui contra la sucesión de Doña Pancha, por la cantidad de Nueve Mil Bolívares a que asciende el doble de la cantidad demandada y las costas, debiendo previamente el demandante dar caución o garantía suficiente para responder a la parte contra quien se dirije la medida de embargo, de los daños y perjuicios que éste pudiera ocasionarle, de conformidad con el artículo 378 del Código de Procedimiento Civil.
El Dr. Uzcátegui, como apoderado de Andrés Eloy, presentó como fiador al Dr. Juan Penzini Hernández, el conocido abogado y poeta venezolano que estaba para ese momento residenciado en San Fernando, casado con la apureña Anita Felice, quien se comprometió a responder de los perjuicios que pudiese ocasionar a los demandados el embargo acordado.
El Juez del Municipio Elorza, para ese entonces del Distrito Muñoz, fue comisionado para practicar el mencionado acto de ley y las citaciones el 7 de Mayo de 1924, pero ésto se retarda hasta el 7 de Julio por diversos motivos, principalmente por la dificultad en hacer llegar el mensaje desde San Fernando hasta aquella lejana población: “Los caminos de los años veinte caminaban con mucha pereza entonces, salvando caños, ríos crecidos, esperando que escampe o que le queden atrás las puertas del tranquero, desde donde el camino se enfila hacia el destino”, como explica nuestro apreciado poeta – caballista Luis Alberto Crespo, en su ensayo “Una lejanía que va y viene” (en La Vaquería, compilación de Manuel Abrizo, Caracas, Ministerio de Agricultura y Tierras, 2008: 46).
El día 8 de ese mismo mes de Julio comparece María de Jesús Vásquez ante el Br. Jesús Rafael Astudillo, Juez y dedicado maestro de las depauperadas legiones juveniles de Elorza, y queda notificada sobre la petición de demanda y su citación ante el Tribunal de San Fernando, pero ella hizo constar que hasta ese momento no les había sido presentada por ninguna persona la correspondiente cartilla de liquidación de los derechos fiscales y por lo tanto ignoraba cuál era la cantidad que debían pagar los demandados.
Es deducible que después de este papeleo judicial Andrés Eloy logró la cancelación de sus honorarios, porque años más tarde, en 1951, estando el bardo en México, según aseveraba el Dr. Pedro Elías Hernández Figueredo, quien fuera Presidente de la Fundación “Rómulo Gallegos”, de San Fernando, y compañero de exilio del poeta, él autorizó al Dr. Penzini para que procediese a vender los derechos que poseía sobre un cuarto de legua de terreno en el hato “Mata de Totumo”, que es de suponer obtuvo en compensación por lo que le adeudaban los herederos de la Doña. Ese lote de terreno estaba ubicado en la margen izquierda del Arauca, en el sector de “Lorenzo”, poco antes de llegar a la ciudad de Elorza, yendo desde Mantecal, y fue vendido al Dr. Manuel José Fuentes Gilly, hijo de uno de los grandes terratenientes de Apure (el tercero en importancia, después de Juan Vicente Gómez y la Compañía Inglesa Lancashire).
La Patria Venezolana perdió uno de sus grandes blasones literarios en Mayo de 1955, cuando muere Andrés Eloy en un torpe accidente automovilístico en Ciudad de México.
En cuanto a María de Jesús Vásquez, ella estuvo presente en los eventos protocolares organizados y realizados por la Asamblea Legislativa del Estado Apure, con motivo de la creación del Distrito Rómulo Gallegos, en Elorza, e instalación de sus primeras autoridades municipales, en 1964, y acompañó al célebre epónimo en los mencionados actos; ella, María de Jesús, falleció en San Fernando, a principios de 1979 (había nacido en 1901), sin dejar hijos, aun cuando había casado con un señor de nombre Eleodoro Rozo, mecánico de automóviles. ya Jesús María, su hermano menor, casado con doña Sabina Solórzano, había desaparecido unos dos o tres años antes, dejando una larga progenie (siete hijos), entre ellos, nuestro excelente amigo Francisco Luis Vásquez Solórzano, conocido criador pecuario elorzano.”