Queriendo aprender la magia de los versos
La busqué por múltiples caminos
Deseando encontrar el rincón que la escondía
La supuse en las reglas del idioma
También en las complejas normas de los versos
Escudriñé dónde está el ritmo, la rima y la medida
Examiné en las letras y registré en las más de las estrofas
No encontré respuesta, pues allí tampoco estaba
Sólo hallé en esos lugares, el atuendo que ella usa
Con el que se adorna cuando se viste de gala
Y la fría armazón sobre la cual ella se apoya
Ella era un vapor que se cuela a través de esa armadura
Como el agua que se escurre entre los dedos
Igual que el aire que se siente, pero sin ver su figura
Pero a su paso siempre, deja el perfume de los dioses
Me convencí, no la encontré, es intangible al pensamiento
Es una fuerza misteriosa que emociona
Que a su paso agita el alma y aviva al sentimiento
Y al más íntimo sentir, su presencia conmociona
Pero creí que eso de los versos poco a poco se aprendía
Era deseo ingenuo de querer saber la mágica receta
Era pues, irreverente lo que mi alma pretendía
Y nunca supe el origen de su encanto, ni el hechizo del poeta.
No sé si decir que la poesía es expresión de la belleza,
O decir que es un sentimiento más grande todavía
Lo que sí sé es que al oírla, nos acerca a la grandeza
Y puedo afirmar que la belleza, tiene sabor de poesía.
TOMÁS GONZÁLEZ PATIÑO
Mayo de 2023
Foto cortesía de Jose Vicente Domador