Estar preparados para abordar las situaciones y consecuencias de los desastres naturales es algo en lo que vienen trabajando los países desarrollados desde hace muchos años, siendo una preocupación que persiste y sigue en aumento.

Los desastres naturales son la consecuencia de fenómenos naturales como huracanes, inundaciones, terremotos, maremotos, tanto en lo que se refiere a pérdida de vidas humanas como pérdidas materiales. Sin duda son hoy en dia una gran preocupación para las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria las cuales desean dar, una respuesta rápida cuando se producen las catástrofes.

Los temas de protección ambientales son materia obligatoria en programas educativos, al igual que todo lo referente a las normas reguladoras y controles que establecen los distintos sectores de la sociedad para prevenir la contaminación ambiental.

Ciertamente la educación preventiva para proteger el ambiente es importante y ha venido impartiéndose durante los últimos treinta años. Sin embargo uno de los aspectos importantes que debemos abordar es educar a la población y prepararla para enfrentar circunstancias que se produzcan por la cólera de la tierra, a la que llamamos catástrofe ambiental o naturales.

Es tiempo, ante la creciente repetición de fenómenos naturales, que orientemos nuestros esfuerzos a instruir a nuestras comunidades sobre las acciones inmediatas y subsiguientes que deben tomarse al producirse una catástrofe natural. El caos y la destrucción que siguen a los fenómenos naturales desbastadores es algo ante lo cual no estamos debidamente preparados y debemos enseñar a la población a enfrentar.

Si bien existen grupos de rescate y de ayuda humanitaria que acuden a atender los momentos de desastre, deben tener algunas herramientas básicas, algún conocimiento previo para abordar situaciones de catástrofe en control de sus emociones y habilidades para salir adelante.

En ese tránsito entre el momento en que acaba de producirse el desastre y que viene la ayuda de socorro o ayuda humanitaria es la instrucción que necesita la población.

Educando podemos proveer una conducta de protección ante un desastre natural. Igualmente debemos pensar en instruir a la población y prepararla para restaurar las condiciones de vida que tenia la comunidad, como facilitar el retorno a la normalidad luego de la situación de desastre.

Debemos entender que ya el daño al ecosistema está hecho y que ahora nos queda aprender cómo actuar ante tales situaciones.

Es hora que comiencen a cambiar los programas de educación y se incluya aunque sea comenzando con materias electivas alguna materia orientada a cómo enfrentar los desastres naturales.

Es importante destacar además que una comunidad educada se recuperara de una catástrofe natural con mayor facilidad que aquellas que no lo han sido, y por tanto el esfuerzo debe orientarse con mayor ahínco a los países menos desarrollados.

Nuevamente fue afectada una ciudad de Haití por un terremoto de gran magnitud, con devastadoras consecuencias para esa población, y ocurre justo en ese país que es el más pobre del hemisferio. Además un furioso volcán está destrozando una pequeña isla española. Obviamente contarán con ayuda humanitaria de todas partes del mundo pero mientras eso ocurre pasarán muchas horas en las cuales un pueblo educado pudiera salvar vidas o evitar conductas que pudieran ser peligrosas en situaciones de catástrofe, pero lamentablemente ese no es el caso.

Entonces, nos preguntamos, no creen que es tiempo de reflexión y de acción; debemos proponernos poner en marcha programas educativos; debemos exigir acciones en tal sentido a nuestras autoridades. Hagámoslo ahora, no esperemos.