Por:Luis Eduardo Cortés Riera. cronistadecarora@gmail.com

La creación y diseño del escudo del entonces Distrito Torres, fue obra de Aníbal Lisandro Alvarado, hijo del sabio tocuyano Lisandro Alvarado. Apegado a la normativa de la heráldica, realiza Aníbal Lisandro en los años 1955 un escudo muy influido por modelos hispánicos. Este escudo casi es desconocido y se encuentra su óleo representativo en la Alcaldía del actual Municipio Torres, alejado del público. El escudo que conocemos, que se ha popularizado bastante, es una recreación que data del año 1969, que en ocasión del Cuatricentenario de la ciudad de Carora, adorna la portada de la obra con afán enciclopédico del magisterio torrense llamada Contribución al Estudio del Distrito Torres y Carora Cuatricentenaria.

Tal escudo está dividido en tres cuarteles, uno de los cuales es mayor que los otros dos restantes, que constituye lo que la heráldica conoce como su punto de honor o corazón. Aquí aparece un conjunto arquitectónico constituido por una hilera de siete torres, una de las cuales es más alta que las otras seis y está coronada por la bandera tricolor flameante de Venezuela. De inmediato asociamos esta imagen a los Siete Hermanos Torres, los Siete Infantes de Lara o los Siete Macabeos de la Independencia, tal como los llama el sabio merideño Tulio Febres Cordero.

La torre de este cuartel superior del escudo más elevada será, en consecuencia, símbolo y personificación del más destacado de estos siete mártires caroreños, el General Pedro León Torres, fallecido en Yacuanquer, Colombia, en 1822. Esta identidad del apellido Torres con la arquitectura facilita el trabajo creativo de Aníbal Lisandro, pues imaginémonos lo que hubiese sucedido si el apellido de estos hermanos hubiese sido Arriechi y no Torres. Quizá acudiría el creativo que era don Aníbal Lisandro a la iconología de la historia bíblica de los Macabeos del Antiguo Testamento, la cual es muy abundante. De haber sucedido esto de seguro hubiese sido del agrado y aprobación de los caroreños y de sus patricios, puesto que, como es sabido, es Carora conocida con justeza Ciudad Levítica de Venezuela, rancia población del semiárido venezolano que posee desde antiguo una densa atmósfera o mentalidad religiosa.

Una lectura de los otros dos cuarteles del escudo de marras revela a una ciudad de afincada tradición intelectual y fervor religioso. Aparecen a la izquierda unos gruesos libros coronados por un sombrero negro de sacerdote, un farol o lámpara, símbolo de luz y sabiduría, sobre la cual aparece el símbolo por antonomasia del cristianismo: la Cruz.

En el cuartel inferior derecho aparecen cinco cabezas de ganado bovino, una representación de nuestro fundamental pilar económico, afincado en el Ganado Tipo y Raza Carora, creación de los patricios caroreños y de Teodoro Herrera en Particular. Se omiten las representaciones de cabras y chivos, llamados por Chío Zubillaga estos animales del semiárido “la vaca del pobre.” Flanquean el escudo del Municipio Torres dos ramas de café, en otro tiempo gran riqueza derivada de la zona andina del Distrito o Municipio Torres.

Nuestro escudo presenta ciertos anacronismos. Uno de ellos es el yelmo o casco del conquistador, atavío que ya no se usaba en el siglo XVI en España, pues la pólvora y los arcabuces hicieron inoperantes estos artilugios defensivos. En lugar de las dos lanzas que brotan del conquistador deberían aparecer dos arcabuces, que fueron las armas que posibilitaron la dominación hispánica de América.

Aparte de estos símbolos del dominio peninsular europeo que aparecen en nuestro escudo, es en líneas generales una simbología dominada por el republicanismo independentista, representado de manera notoria y destacada en los Siete Hermanos Torres lo que le imprime don Aníbal Lisandro Alvarado en su afán por la construcción de nuestro universo simbólico de Patria.

Luis Eduardo Cortés Riera
Venezolano, nacido en Cubiro, Estado Lara. Doctor en Historia por la Universidad Santa María de Caracas, 2003. Docente del Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Barquisimeto. Cronista Oficial de Municipio Torres, Carora. Miembro de la Fundación Buría. Ganador de la Segunda Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, 2014, con el ensayo: Rafael Domingo Silva Uzcátegui, más allá de la Enciclopedia Larense, Psiquiatría y literatura modernista. Colaborador de las revistas literarias: Archipiélago, de México; Letralia; Carohana; Mayéutica, CISCUVE; Columnista del diario El Impulso de Barquisimeto. Autor: Del Colegio La Esperanza al Colegio Federal Carora, 1890-1937, La gallarda serpentina de El Negro Tino Carrasco; Ocho pecados capitales del historiador; Enciclopedia Temática del Estado Lara; Iglesia Católica, cofradías y mentalidad religiosa en Carora.