Por: Nelsón Ures Villegas
Mi mano colibrí
llegó a tu flor
buscando eso;
lo que un amanecer promete cuando los rayos del sol desnudan el día,
antecito del café,
con muchos aleteos
en la levitación del silencio
esperando lo que tú sabes brindar como perfume.
Mi mano colibrí
sale a descubrir
otros temblores
muy jardines en ti
muy besos para mí
muy divinamente tibios
para mis alas dedos
para mí corazón chiquito.
Creo que el sitio magia
en tu fiesta floral
son dos pétalos morenos
hechos de la misma piel de acemita en su esponjosa sabrosura.
¡Si!
es mágica tu boca;
dijo mi nombre
y todo yo
vuelo en tu aroma.
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