Por Nelson Ures

Yo quiero morir en la patria poesia
donde sus límites se esfuman con los versos
donde el despertar es tan sublime como el sueño
donde el dolor se cura con tus besos.
Yo quiero sembrar mi último suspiro
en el surco de la palabra espejo
y que desde mis huellas en la arena
sea en el cielo mi más definitivo suelo en su reflejo.
Yo quiero llegar limpio como una caricia
a contemplar una mañana eterna
a conocer un tiempo de justicia.
Mi patria poesía no está lejos
está tan cerca de todo lo que amo
que desde mi hogar
acá en mi pueblo
he puesto mi sombra como alfombra
para que desde mis más profundas raíces
alce vuelo mi alma
con la identidad de múltiples sonidos
y todos los recuerdos disponibles en mi alforja.
Que el lenguaje universal de las miradas complete lo que a las palabras les falte por nombrar
y que las flores con su aroma
prolonguen el secreto de mis sueños
y respiren por mí
los dibujos que a las manos de un niño se le antoje.
Yo moriré seguro en el murmullo
del vientre que me sustenta desde siempre
mujer y tierra
cielo y semilla
soplo de estrellas
cada cosa que brille o que se apague
lleva en su palpitar mi sangre.
Tal vez alguna lágrima sería
inequívoca señal de que algún día
retomaré nuevamente
en esta inigualable travesía
y completar en la memoria del mañana
lo que me falta por hacer que es diferente
al miedo y a lo imposible
porque ya todo se habrá doblegado ante lo bello
y hasta morir
será una siembra
para nacer y nacer
en infinitas vidas.
Seguiré
pese al olvido
cabalgando en el torrente de palabras
en esta comarca sin amos y sin odios
en esta,
mi patria poesía.

Foto cortesía del Dr Luis E Cortés Riera