Es muy importante que el niño sienta su casa como un lugar en donde puede explorar y experimentar libremente, en donde puede aprender, desempeñar y ayudar en las tareas de la vida diaria.
Cuando el adulto hace todo por el niño, no lo está ayudando en su desarrollo. Cada evento que sucede en casa le ofrece al niño la oportunidad de vivir y descubrir las labores de la vida diaria. Cuando el niño ayuda al adulto, el adquieres un sentimiento de pertenencia a su familia.
En Montessori existe un profundo respeto hacia las capacidades del niño y hacia el potencial para desarrollarse a sí mismo.
Cuando se le permite al niño realizar actividades, se le da la posibilidad de dirigir sus movimientos con un propósito definido, el niño se vuelve más independiente y responsable y buscará la perfección en el trabajo cuando le es permitido hacerlo libremente. Además de que adquiere seguridad y satisfacción de la tarea realizada con su propio esfuerzo.
También lea ¿Quiéres obtener tu diploma internacional en Educación Montessori?
Cada familia tendrá que decidir las actividades que el niño puede realizar en su hogar. Es importante que entendamos que quizá debemos cambiar algunas cosas en casa, como poner los objetos que necesita a su alcance, muebles bajos, objetos adecuados a su tamaño, una mesa pequeña en la cocina, una maca más baja, un banco en el baño para alcanzar la llave del agua y lavarse las manos y los dientes el mismo, la ropa y sus juguetes a su alcance, etc.
El ritmo del niño es algo que también se debe tomar en cuenta; su ritmo es muy diferente al nuestro y los padres se tendrán que armar de paciencia y respetar el ritmo del niño.
Algunas actividades que el niño puede realizar son: Ayudar a preparar el desayuno o la cena, hacer su cama, poner la mesa, regar las plantas, darle de comer a los animales domésticos, vestirse el mismo, tomar un baño, organizar su ropa, etc.
Cuando la casa se convierte en el lugar de adulto y niño, el niño se siente seguro, orientado, respetado y amado porque se le toma en cuenta, porque se confía en él.
Fuente: Edición 8 Aldea Magazine