Con la llegada de los primeros vehículos a Venezuela se generaron numerosas situaciones curiosas, vamos a reseñar algunas de ellas.
Noticias Al Dia, en una publicación del 26 de enero de 2024, escrita por el señor Josue Carrillo titulada «¿Sabias que el primer carro que circulo en Venezuela fué un regalo para una mujer?« indica que el general Cipriano Castro, presidente de la República, importó un vehículo francés que llegó al país el 10 de marzo de 1904, para la primera dama doña Zoila de Castro.
El diario El Universal, en su edición del 12 de Julio de 1913 encabezó su publicación con el siguiente título “Primer Choque en Caracas “Un Problema que Necesita Solución” el cual narró como dos vehículos colisionaron en el centro de la capital, lo cual creó tal alboroto que el gobierno de turno, según dice, “siempre vigilante de la tranquilidad colectiva” tuvo que sacar la caballería para imponer el orden.
Y es que ese hecho causó tal rebulicio que la prensa instó a la ciudadanía a imponer limitaciones al uso de los vehículos a zonas fuera de la capital, y dice que hasta voceros de la iglesia se pronunciaron al respecto.
Copiamos a continuación la citada noticia.
Por su parte, el señor Luis Alberto Perozo Padua en un artículo titulado «Fue en 1904 cuando llegó el primer carro a Venezuela« publicado también en el Diario El Universal, el 22 de febrero de 2021, reseña que según el diario caraqueño El Monitor, en su edición del 21 de abril de 1904, el 18 de abril de ese año, circuló por Caracas el primer automóvil de lujo, se trató de un Cadillac modelo 1904, que trajo a ese país el doctor Isaac Capriles.
En relación al mismo tema, el escritor Rafael Domingo Silva Uzcátegui, en el Tomo 1 de la Enciclopedia Larense nos habla de la llegada del vehículo al Estado Lara, así:
“El primer vehículo automotor que llevaron al Estado Lara fue importado directamente de Francia con destino a Duaca. Llegó a Puerto Cabello a fines de agosto de 1904. Según el Boletín de Noticias de este puerto, hasta entonces no se habían visto automóviles en Venezuela, sino en Caracas.
El automóvil en referencia lo llevaron a Duaca y a poco lo embargaron, se lo llevaron por ferrocarril a Barquisimeto, lo depositaron en una ferretería que poseía un señor J. Hanser, y después lo remitieron para Caracas, de modo que este vehículo no circuló en Barquisimeto.
En marzo de 1913, en días de Carnaval, se efectuaron los primeros paseos en automóvil por las calles de Barquisimeto. Los primeros automóviles que hubo aquí eran dos Clement Bayard, que acababan de traer para su uso particular los señores Ignacio Ortiz y Francisco Agüero Rodríguez, quienes regresaban de un viaje a Europa. ·
Poco después, el señor Francisco Alvarado trajo un automóvil Ford para ofrecerlo al público en alquiler. Este fue el primer auto de alquiler que hubo en Barquisimeto. Poco después, el mismo empresario aumentó a tres el número de autos. Uno de éstos era de palanca, de cuatro resortes, marca Regal. Como era el auto más grande que había en la ciudad, lo llamaban El Emperador.
En un aviso que, a mediados de 1913, publicaba el señor Alvarado en Eco Industrial, estipulaba la siguiente tarifa:
En días feriados:
Por una hora: 28 cada auto.
Dos horas: 48 bolívares.
De tres horas en adelante: 20 la hora.
En días de labor:
Por una hora: 24 bolívares.
Por dos horas: 40 bolívares.
De tres horas en adelante, 18 bolívares la hora.
Para evitar inconvenientes, decía el aviso, el tiempo empieza a contarse desde el momento en que el auto llegue a la casa de donde se le haya contratado.
Los automóviles que se traían entonces a Barquisimeto venían por tren encajonados, y se armaban en la Estación del Ferrocarril. El primero que se atrevió a subir en automóvil la cuesta de Santa Rosa fue el señor Edgar Anzola, quien había venido de Caracas como empleado del Almacén Americano a vender autos Ford. El auto en que subió esta cuesta, había venido también por tren. Don Roseliano Octavio compró el primer Ford de cuatro pasajeros que aquél trajo a Barquisimeto; el Dr. Daniel Camejo Acosta fue el primero que compró uno de dos pasajeros.
El 9 de abril de 1913, llegó a El Tocuyo el primer automóvil. Era un Ford, conducido por el señor Edgar Anzola. Las espinas y estacas del camino, destrozaron varios neumáticos. Este auto lo adquirió don Heriberto Tamayo, quien deseaba llevarlo en la noche misma para su hacienda, situada en las cercanías de la ciudad. Anzola llegó muy· fatigado por lo mucho que había trabajado en el camino de Barquisimeto a El Tocuyo, pero en casa de don Heriberto había un español que dijo sabia manejar autos y se ofreció para llevar al mismo don Heriberto a su finca. En esa época, los faros de los automóviles eran de acetileno. El Ford, en cuestión, no tenía acetileno, por habérsele agotado, pero se les ocurrió que fuese delante del auto un peón con una vela, alumbrándoles el camino. Así lo hicieron. Había que pasar un puente que existía en una acequia; al llegar a ésta el peón, temeroso de que el auto se lo llevara por delante al pasar el puente, se puso a un lado: el conductor no se dio cuenta de la acequia y guiándose por la luz de la vela, siguió en dirección de ésta y el auto cayó en el agua. Este fue el primer accidente de auto que ocurrió en el Estado.
El señor Francisco Alvarado Dávila, mencionado arriba, acometió en 1914 la empresa de llevar un automóvil a Carora. Salió de aquí una mañana, vía Quíbor, donde lo esperaban dos carreteros. Llevaba, además, como auxiliar al señor Francisco Oviedo. Al día siguiente muy temprano partió de Quíbor, con Oviedo y los dos peones. Atardeciendo llegaron al rio de El Tocuyo. Pernoctaron allí, y al amanecer, prepararon el vehículo para el paso del rio, y lo ataron a una yunta de bueyes que consiguieron con un hijo de don Augusto Alvarez. Ese mismo día, a las 8 de la noche, llegaron a Carora con un pasajero más: una muchachita que encontraron en el camino con un haz de leña en la cabeza. Toda asustada y temerosa al principio, lograron subirla al auto; al empezar a andar éste, se tranquilizó. Esta muchacha desconocida fue la primera dama que anduvo en auto en el Distrito Torres.
Tres días permaneció el señor Alvarado en Carora. Los contratos de alquiler por hora, “llovían”, me ha dicho él mismo. Después de haber ganado unos cuantos centenares de bolívares vendió el auto por un precio nada módico, al señor Ramón Herrera
Al día siguiente salía de regreso para Barquisimeto en una hermosa mula y con una carta orden de pago para los señores Calderón e hijos, firmada por don Ramón Herrera, a su favor.”
Rafael Domingo Silva Uzcátegui siempre contaba de sus paseos en vehículos con su familia por el Estado Lara y se nos quedó grabado que un día nos refirió que le dijo a los hijos: “¡agárrense los sombreros porque vamos a 40!”.