Por Dr. Luis Eduardo Cortés Riera. cronistadecarora@gmail.com

El antropólogo y nomusicólogo español Francisco Cruces se pregunta ¿A qué suena la cultura? A lo que responde: Los antropólogos acostumbran a comparar la cultura con un organismo, un cuerpo vivo, un mecanismo, un esqueleto, una red, un mapa, pero es sintomático que tales modelos hayan dejado de lado, sistemáticamente, la dimensión sonora. En vista de esto, ¿no resulta de esto el sonido de la cultura, una metáfora necesaria?, se pregunta Cruces.

La música es una forma particular de la cultura, dice Merriam. La música es un arte por definición desanclable en tiempo de traslocaciones y relocalizaciones, afirma el japonés Hosokawa. La música siempre aparece, agrega Cruces, como un instrumento fundamental de supervivencia cultural y se comporta como heurístico para la comprensión de la cultura como un todo. Y remata afirmando el antropólogo español que: La metáfora musical se puede emplear para concebir en su totalidad y densidad la sociedad humana, tal como lo establecieron Max Weber y Mijail  Bajtin.

Esta breve introducción me ha llevado a evocar unas apreciaciones del Maestro Francisco Tamayo sobre el folklore larense escritas en ocasión del Cuatricentenario de Barquisimeto en 1952. Decía que la exclamación tan típicamente larense “ah mundo”, que expresa, según el tono, sorpresa, alegría, añoranza, hondo pesar, el sentimiento se manifiesta por medio de una multiplicación de la vocal débil (u), emitiendo a la par, con cada una de la úes resultantes, unas notas que se hacen tanto más agudas cuanto mayor sea la intensidad del sentimiento a expresar. Este desdoblamiento literal con su correspondiente música recae siempre sobre la vocal acentuada, sea ésta débil o fuerte.

Pero antes de escribir sobre la exclamación que nos identifica a los larenses, escribe el sabio sanareño: “Lo que podríamos llamar el tipo venezolano considerado desde el punto de vista antropológico y social, y más aun espiritual no podría generarse en zonas como el Llano, los Andes, Margarita, el Zulia y Caracas misma, porque estas son regiones excluyentes las unas de las otras, y dotadas de ambiente y colorido local tan fuertes que en ellas priva lo regional sobre lo nacional. El llanero-agrega Tamayo-puede ser venezolano o colombiano. El andino venezolano se parece más a un andino colombiano, ecuatoriano o peruano que a un barloventeño o cumanés. Pero en Lara se reúnen y confunden casi todos los medios físicos y biológicos del país se ha estado engendrando un tipo humano de características medias, equilibradas, entre las unas y las otras tendencias confluentes. Esta síntesis humana de todo o casi todo lo nacional es el tipo humano por autonomasia, por ser expresión total de los cuerpos y almas de aquellas regiones parciales. En Lara nace, pues, lo nacional, lo venezolano. Lara es la matriz de Venezuela, es el crisol donde se polariza el mestizaje de lo nacional, sin fobias ni exclusivismos”.

Hechas estas consideraciones podremos comprender cómo ha llegado a ser Lara la entidad de mayor envergadura folklórico-musical de Venezuela. Las tres ciudades coloniales fundadas en el siglo XVI, El Tocuyo, Barquisimeto y Carora, contribuyeron sin duda a ganar para Lara tan justa y clara denominación. Lo hispano, lo aborigen y lo afro se han mestizado acá de manera distintiva, de manera más acabada que en otras regiones del país. Esa diversidad de paisajes y ese tipo humano que nos describe Tamayo, han contribuido a crear históricamente entre nosotros una sensibilidad y una apreciación por la música que no encontramos en otras regiones. Es por ello que nuestra entidad es el escenario donde nace la manifestación folklórica más completa y compleja del país: el tamunangue, que ha hecho repensar lo venezolano al sabio José Manuel Briceño Guerrero.

La música ha tenido entre nosotros los larenses mayor encumbramiento y reconocimiento social que la pintura, la poesía, el teatro y hasta la misma literatura. Y es que desde la Colonia ya producíamos talento y oído musical. El primer profesor de música de la Universidad de Caracas, Francisco Pérez Camacho, era tocuyano. Silva Uzcátegui dice -inclusive -que tuvimos una Edad de Oro musical, la cual ubica en las dos últimas décadas del siglo XIX. Hasta el presidente del estado, el general Aquilino Juares, tenía una afición musical. En las casas de la alta sociedad barquisimetana, lo mismo que en El Tocuyo, Carora y otras ciudades, había frecuentemente veladas musicales. En algunas de las mansiones, todos eran artistas. Estaba tan generalizado el estudio de la música en la sociedad-añade Silva Uzcátegui-, que siendo presidente del Estado el General Aquilino Juárez, fueron a darle una serenata un grupo de quince músicos casi todos ellos doctores en Medicina o en Derecho. El único músico profesional que formó parte del grupo, fue el barquisimetano, hoy nuestro célebre violinista Franco Medina. Son los años cuando nacen la orquesta La Pequeña Mavare, la Banda Bolívar, la Banda de Conciertos del Estado Lara, la Banda de Conciertos Antonio Carrillo.

Y al venirnos al siglo XX, el maestro Pompilio Torres dirige la Orquesta Occidental de Barquisimeto en 1926, la Orquesta Euterpe nacerá en El Tocuyo en 1935, Carora verá el nacimiento de la Banda San Antonio al despuntar el siglo pasado, Antonio Carrillo crea el Conjunto Típico que lleva su nombre; en Carora enseña el maestro Juancho Querales, nacen al unísono, en 1923, los dos gigantes a escala mundial de la interpretación y ejecución guitarrística, Alirio Díaz y Rodrigo Riera;  Carora será semillero de guitarristas: Alirio Camacaro, Valmore Nieves, Alvaro Alvarez y allí mismo Juan Martínez Herrera fundará la primera Orquesta Infantil de Venezuela; la Ciudad Madre de El Tocuyo será pionera con su Coro de Campanas.

En lo popular nacerán Carota, ñema y tajá, Diapasón, Maguey, Alma de Lara, Expresión y Sentir Larense, Santoral, Canela fina, Lara, sabor y tambor, Brecha. Tierra de cantantes, los producirá de excelencia: Aquiles Machado, Juan Tomás Martínez, Cheíta Quintana, Cheo Bullones, de formación académica. Lo más serán los populares: Pío Alvarado,  Tino Carrasco, Benito Quiroz, Los Hermanos Gómez, Juan Ramón Barrios, Napoleón Arráez, Alexis Riera, Adilia Castillo, Goyito Yépez, Jesús Gordo Páez, Edgar Tatoa Alvarez, Rafa Pérez, Lalo Coronado.

Como epítome de toda esta extraordinaria y fecunda actividad musical será la creación del Sistema Nacional de Orquesta y Coros Juveniles e Infantiles por Antonio Abreu, el cual tendrá a su más brillante exponente al director orquestal larense Gustavo Dudamel, quien ha triunfado, cual Teresa Carreño, en los escenarios más importantes del orbe.

Todo ello motiva a ofrecerle en la noche de hoy, 14 de septiembre de 2012, y en ocasión de sus 460 años de fundada, una Serenata llamada Carora le canta a Barquisimeto, nuestra capital cumpleañera. En esta actividad participarán un variado grupo de músicos y cantantes caroreños, un verdadero florilegio polifónico con el cual la ciudad del Portillo de Carora ha contribuido de manera decisiva a hacer y forjar a Barquisimeto como la ciudad musical de Venezuela.

Carora, agosto 30 de 2012.

Pyblicado por el autor en su blog Serenata: Carora Le Canta A Barquisimeto.

 

Luis Eduardo Cortés Riera
Venezolano, nacido en Cubiro, Estado Lara. Doctor en Historia por la Universidad Santa María de Caracas, 2003. Docente del Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Barquisimeto. Cronista Oficial de Municipio Torres, Carora. Miembro de la Fundación Buría. Ganador de la Segunda Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, 2014, con el ensayo: Rafael Domingo Silva Uzcátegui, más allá de la Enciclopedia Larense, Psiquiatría y literatura modernista. Colaborador de las revistas literarias: Archipiélago, de México; Letralia; Carohana; Mayéutica, CISCUVE; Columnista del diario El Impulso de Barquisimeto. Autor: Del Colegio La Esperanza al Colegio Federal Carora, 1890-1937, La gallarda serpentina de El Negro Tino Carrasco; Ocho pecados capitales del historiador; Enciclopedia Temática del Estado Lara; Iglesia Católica, cofradías y mentalidad religiosa en Carora.