Por Aimara Acevedo
Los niños desarrollan destrezas inalcanzables por los padres en el uso de nuevas tecnologías.
“Mi hijo maneja fácilmente la computadora, me enseña como revisar mi correo y cuando tengo un celular nuevo es el que se encarga de configurar, colocarle los repiques e inclusive los fondos de pantalla, siempre me dice que cuando sea grande va a diseñar un videojuego”. Esta conversación es muy común escucharla de aquellas madres o padres con hijos pequeños, la misma naturalidad que poseen al ser nativos digitales ocasiona que manipulen a placer cada tecnología cercana y que inclusive su capacidad de asombro sea cada vez menos notoria ante tanta innovación.
Si es evidente el potencial, creatividad o como deseen llamar a la rapidez con la que aprenden, no tan solo el manejo tecnológico sino en el conocimiento en general. ¿Cómo podemos propiciar un crecimiento direccionado a satisfacer su propio talento, para lograr de él un profesional totalmente satisfecho?
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En la actualidad se está promocionando la película Facebookdonde explican la historia de su creador. De cómo un joven estudiante se plantea la necesidad de lograr que todos los alumnos de la misma universidad se conozcan e interactúen. En pocas semanas de estar la aplicación funcionando, eran miles las personas inscritas. A partir de una propuesta tan sencilla logramos navegar en proyectos ambiciosos que comúnmente se conoce como redes sociales. Así como el Facebook también existen los orígenes de Google, Twitter e inclusive quién no recuerda las raíces de Microsoft y el desaliñado joven Bill Gates.
Nuestra tarea como padres y docentes es la plantear estrategias que los haga reflexionar, dudar y resolver problemas, tal cual lo diría Piaget “desequilibrar de manera tal que el aprendiz deba asimilar y acomodar los esquemas mentales”. Antes de cualquier acción debemos explorar y conocer sus gustos, capacidades e inclusive sus miedos.
Para ellos nada es difícil, lo difícil lo etiquetamos nosotros mismos generando debilidades donde no existen. En todos los niños, niñas y adolescentes existen pequeños genios que esperan ser despertados, entonces ¿Qué esperamos para ver surgir un nuevo Bill Gates?
aimara@aldeae.com
Fuente: Edición 4 Aldea Magazine