El Sr Evencio Gonzalez Patiño publicó la obra “S U R T I D A S   A M B I C I O N E S” y el prólogo fue escrito por su hermano y colaborador de nuestra pagina web el Ingeniero Tomás Gonzalez Patiño.

El Ingeniero Gonzalez Patio, en el prorrogo hace una breve reseña del libro, que reproducimos a continuación, invitando a nuestros lectores a buscar la obra en Amazon.

«La novela nos sumerge en un mar de corrientes encontradas, nos lleva desde sus oscuras y tenebrosas profundidades, hasta las tranquilas aguas de la justicia. En ella emerge la miseria humana expresada en las más bajas pasiones y a la vez también, aparecen los más inesperados desenlaces.

Además de mostrarnos esa cara fea de la vida, igualmente nos pasa por la cotidianidad de un padre que, como todos los padres, lucha por asegurar un porvenir venturoso para su hija. Se deja ver en la mente de aquel hombre, dueño de la hacienda El Barbecho, su deseo quizás desesperado, por salvar al menos, parte de su descendencia. Por una parte, su pequeña hija, a quien le abre el camino de la educación y por la otra, la pesada cruz que proporciona su otro hijo, quien por haber sido severamente golpeado por la vida y sin atender la voz orientadora, transita veredas y atajos aciagos que lo conducen a una total y futura destrucción.

El personaje que lamentablemente ocupa uno de los lugares importantes de la novela, cabalga su “éxito” sólo sobre su gran belleza física, pues no dispone de la otra, y escala posiciones de una manera sorprendente. Va desde la lona de un circo hasta ser la dueña casi absoluta de un emporio representado por la finca El Barbecho. Esta hacienda al momento de su intervención, se encuentra en plena producción, creación derivada del esfuerzo realizado de sus legítimos dueños, durante muchos años.

Sus enfermizas ansias de riqueza, de sólo extraer a la finca su savia vital sin aportar nada, la va derrumbando lentamente y la lleva en camino de convertirla en un desierto. Sustenta su poder y bienestar sobre la base deleznable del engaño y la mentira.

En esta obra existe un personaje invisible e ignoto, que por un extraño sortilegio y la magia que el autor le imprime, se desarrolla paralelamente a su trama, es casi víctima también de las fechorías y sufre las tragedias y contratiempos ocurridos en la novela. Ese personaje aguarda con ansiedad la conclusión de la intriga, con la esperanza de llegar a un fin donde se imponga la justicia y las víctimas sean resarcidas, no sólo de los aciagos acontecimientos de sus vidas, sino también, de los derivados de  la maldad desplegada por todos aquellos que se juntaron para ejecutarla. Inexorablemente éstos son alcanzados por la justicia terrenal y probablemente por la ineludible y siempre más dura, justicia Divina. Ese personaje no es otro que el propio lector, quien con denodado interés sigue el curso de esta maravillosa obra y como se dijo, participa de sus vicisitudes.

Nos presenta a Julián quien viene de ser un personaje que al principio de la novela pareciera no jugar papel importante, pero luego se convierte en pieza clave que despeja el camino a la justicia. Este joven inicialmente, quizás abonado por algún resentimiento, es presa de la maldad vestida de física pero pérfida belleza. Luego atormentado por su mala acción y por los reproches de su madre, recupera desde lo profundo de su ser, algún vestigio remanente de moral, la cual había pisoteado durante sus andanzas iniciales. Comienza el proceso duro para él, de revelar la verdad sobre los hechos ocurridos, convirtiéndose así en figura que, en la etapa final, se puede llamar estelar, al facilitar el feliz desenlace.

No me sorprende ni la belleza ni la maestría exhibidas por el autor al escribir esta novela. Su minuciosidad y la utilización de un lenguaje figurado, la metáfora, el símil, la imagen, la comparación y otras figuras literarias al igual que términos y palabras adecuadas a las circunstancias y a los personajes; dan fe de esa destreza. Además del manejo del idioma, muestra su conocimiento de términos deportivos de las coleadas de toros y de igual manera nos pasea por el tejemaneje jurídico que gira alrededor de la propiedad de la hacienda.

Sí bien es cierto que se trata de la primera obra literaria del autor en este género, no es menos verdadero que en infinidad de veces ha manifestado su calidad de buen escritor. Esta habilidad puede verse en sus distintos y acertados escritos emanados de su actividad en las procelosas aguas de la política por las que, por cierto, con timón firme y sin devaneos, ha navegado.

Expreso mi agradecimiento a Evencio por conferirme el honor de escribir este prólogo de ésta su primera novela. Estoy seguro que, más que por la esperanza de obtener algún aporte a su obra, además de nuestra filiación familiar, la razón predominante para elegirme a tan honrosa actividad, ha sido su generosidad, cualidad de la cual siempre ha hecho gala. Esta designación, hizo que me prometiera a mí mismo, guardar objetividad al expresar mis conceptos. Creo no haber sucumbido a la tentación de faltar a mi promesa, sin embargo, de ello no estoy completamente seguro.»

Por TOMÁS GONZÁLEZ PATIÑO SEPTIEMBRE 2022

Tomás González Patiño
Tomás Gonzalez Patiño es un prestigioso ingeniero venezolano que ha dedicado muchos años de su vida a prestar servicios profesionales a distintas industrias y organizaciones de ese país, y quién tiene la fabulosa habilidad de combinar los números con la escritura, deleitándonos con ingeniosos cuentos y ahora poesía. El publicó el Libro “El seminarista que Colgó los Hábitos” y más recientemente "El Alfarero Solitario"