Somos seres multidimensionales. Somos parte del mundo que nos rodea, cada vez mas entendemos que no estamos separados de él. Tenemos por supuesto nuestro cuerpo físico, y la energía que le da vida. Tenemos también un mundo interior, ese mundo donde nacen las ideas, se albergan los pensamientos, las emociones y la consciencia de que somos alguien.
La educación hoy en día se centra mayormente en el desarrollo intelectual y adquisición de habilidades para aprender sobre el mundo exterior y menos en el desarrollo personal para aprender sobre el mundo interno. Ambos aspectos de la educación son esenciales, ya que las habilidades y conocimientos que adquirimos nos permiten ganarnos la vida y la educación acerca de nuestro mundo interior significa vidas más equilibradas, orientadas por acciones positivas, constructivas que nos brindan bienestar y felicidad.
Los avances en la enseñanza y preparación para el mundo exterior son constates y obvios, no así para el otro aspecto de la educación, el del mundo personal. La idea de este tipo de aprendizaje ha sido un tabú por mucho tiempo, sobre todo en el inmenso mundo de la educación pública laica, ya que se 浦汇fxpro le identifica con prácticas religiosas, sectas o sistemas organizados de creencias. Sin embargo, cuando hablamos de crecimiento personal y espiritual no estamos hablando de religión, estamos hablando de prácticas, de técnicas que nos permiten desarrollar nuestra consciencia, nuestro auto conocimiento.
Estudios y programas piloto a lo largo y ancho del mundo han demostrado las ventajas de todo tipo que se derivan de incluir en la educación de los niños aprendizajes que fomenten el crecimiento personal. Los efectos positivos en autoestima y auto-conocimiento ponen a los niños en el camino a un desarrollo integral, convirtiéndose en personas equilibradas y conscientes.
Es importante que la educación tome en cuenta nuestra multi-dimensionalidad.
Fuente: Edición 30 Aldea Magazine