Por  Viviana Vethencourt
Las reglas deben tener sentido, y detrás de cada regla debe haber un valor que la haga consistente

Muchas veces hemos oído que la educación comienza por casa. La verdad es que la educación es mucho más que la enseñanza de conceptos académicos. Según el diccionario de la Real Academia Española de la lengua, la palabra educación significa Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes.

Al hablar de crianza generalmente nos referimos a las enseñanzas de valores y de las habilidades necesarias para desenvolverse dentro de la sociedad que los padres dan a sus hijos durante su desarrollo.

Este tipo de habilidades se aprende de manera social, en el contacto e interacción con otras personas, por lo que el aprendizaje ocurre en todo momento y en todos los lugares en que el niño se encuentre.

Aquí la familia y especialmente los padres juegan un papel muy importante. En primer lugar, los padres son las personas más cercanas a los niños, que mantienen con ellos una relación de suma importancia a nivel emocional y adicionalmente son una figura de autoridad. Todas estas características validan las experiencias que los niños tienen en la interacción con sus padres. De esta manera, el aprendizaje que obtienen en esa interacción es más probable que se mantenga en el tiempo y que lo pongan en práctica durante su desarrollo.

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Al ser este un aprendizaje social, una manera de obtener estas habilidades es por medio de la observación, es decir, aprenden por el ejemplo. Es aquí donde los padres deben prestar mucha atención a sus propias conductas y deben estar muy claros de cuáles son sus valores y actuar de acuerdo a los valores que desean enseñar a sus hijos. En este sentido, si tenemos una norma en nuestra casa, nosotros también debemos cumplirla, ya que los niños aprenden mas de lo que hacemos que de lo que decimos.

Un excelente ejemplo de esto es el padre que quiere enseñar a su hijo que no está bien pegarle a los demás, pero cada vez que el niño se comporta inadecuadamente, el padre le pega. Lo que realmente le está enseñando es que si queremos que la otra persona haga lo que estamos pidiendo, podemos golpearla.

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Es importante que como padres siempre estemos alertas y evaluemos todas nuestras reacciones desde el punto de vista de lo que queremos enseñar a nuestros hijos. Háganse la siguiente pregunta cada vez que interactúen con sus hijos: ¿que mensaje estoy enviando con mi conducta? ¿Es ese el mensaje que realmente quiero enviar? Y actúen de acuerdo a su propia respuesta.

Algunas consideraciones importantes para lograr la educación que queremos dar a nuestros hijos:

Sean contantes en las cosas que permiten y en las que no. Esto ayuda a los niños a saber lo que está bien y lo que no y como deben actuar en cada situación.

Aprovechen todas las oportunidades y pequeños detalles. Cualquier momento puede traer consigo una oportunidad de aprendizaje, especialmente para un niño que comienza a conocer cómo funciona nuestro mundo y nuestra sociedad.

Hagan lo posible para vivir de acuerdo a sus propios valores. Esto los llenará de satisfacciones a nivel personal y la educación de sus hijos será algo completamente natural.

Finalmente, una última sugerencia, que es quizás la más importante de todas, disfruten al máximo la relación con sus hijos, construyan una relación basada en el amor y el respeto, es la manera más fácil y recompensante de educarlos.

Fuente: Edición N° 8 Educar en Valores de Aldea Educativa Magazine