Autor Ivan José Brito López

En el devenir de los pueblos hay instituciones que marcan pauta, por su significación a la vuelta de los años, por su aporte al crecimiento y desarrollo de esos mismos pueblos, por su constancia, tenacidad y el fomento de un espíritu cívico, ciudadano de los más altos valores.

En este sentido, para la ciudad de Barquisimeto, enclavada en el corazón del centroccidente venezolano, es motivo de regocijo el que una institución educativa arribe a sus 120 años de trayectoria, como lo es el aniversario del Colegio Inmaculada Concepción, que el pasado 19 de abril cumplió años de fundado.

Corría el año de 1904, cuando en la casa propiedad del señor Antonio Fuentes, se hicieron todos los preparativos y equipamiento, para que funcionase allí la naciente institución, que estaría a cargo de la congregación religiosa de San José de Tarbes, la misma que había nacido el 14 de agosto de 1843, en Cantaous, en Francia y que llegaron a Venezuela, el 13 de junio de 1889, en un barco llamado Canadá, a solicitud del Presidente de la República Juan Pablo Rojas Paul, para que se ocuparan de la salud, específicamente del Hospital de la Beneficencia y del de las Mujeres (hoy Hospital Vargas).

Así pues, estas religiosas venían a encargarse del Hospital Vargas, pero, como en ese momento aún se encontraba en construcción; entonces, se hicieron cargo, de inmediato, de la Casa de Beneficencia, especie de Asilo Hospitalario para mujeres situada de Mercedes a Salas, en pleno corazón de Caracas; al poco tiempo, esta Casa se transformó en el conocido Puesto de Socorro de Salas. También tomaron bajo su responsabilidad, los Hospitales de San Pablo y del Hoyo.

Las Hermanas de San José de Tarbes, ejercieron como enfermeras en el legendario Hospital Vargas, como se ha dicho y gracias a su labor tan eficiente y exitosa, las familias de Caracas les pidieron ir un poco más allá y dedicarse a formar a las jóvenes de la sociedad caraqueña, por lo cual el 1º de marzo de 1891, se abrió en una casa particular contigua a la Iglesia de San Juan Bautista (donde ellas vivían y que aún se mantiene en pie en la Avenida San Martín, frente a la Plaza Capuchinos en Caracas), el “Internado de San José de Tarbes”, con una matrícula inicial de 13 internas.

Desde entonces, la labor pedagógica de esta congregación ha sido realmente denodada, como lo fue su labor de asistencia en los centros de salud que les fueran encomendados. En cuanto a su aspecto de personal altamente calificado para las labores asistenciales en el campo de la salud, su fama trascendió y uno de los primeros que va a recomendar a la congregación para su llegada a Barquisimeto, fue el Dr. Antonio María Pineda, quien como médico sabía de su desempeño en este campo y luego al ingresar en la Universidad de La Sorbona, en Paris, Francia, el Dr. Pineda constará el insigne trabajo de las hermanas de San José de Tarbes, por lo cual a su regreso a Venezuela, constata igualmente la acción de las religiosas en el Hospital Vargas.

De tal manera, que será el Dr. Antonio María Pineda, quien propone en un primer término gestionar su traída a Barquisimeto para el Hospital La Caridad, asimismo, don Eduardo Lindheimer ciudadano francés junto con Isidoro Loeb, ambos fundadores de la firma comercial “El Bazar Francés” y luego se convertiría en Lindheimer & Loeb. Pues bien, el Dr. Antonio María Pineda, junto a don Eduardo Lindheimer y el Vicario Capitular de Barquisimeto, Monseñor Dr. Aguedo Felipe Alvarado, en 1897 le solicitan al Gobernador del estado Lara, General Aquilino Juares, sus buenos oficios para hacer venir a Barquisimeto a las Hermanas de la Congregación de San José de Tarbes, para que se encargasen de la administración y asistencia del Hospital La Caridad, tal como lo venían haciendo en Caracas, Valencia y Puerto Cabello. Al respecto nos comenta el Dr. Rafael Antonio Segundo Ceballos Garzón (2008) al referirse a don Eduardo Lindheimer como principal promotor de la gestión:

“…El proyecto lo comparte con Antonio María Pineda en 1897, mientras estuvo hospitalizado por enfermedad. Ambos se dirigen al General Aquilino Juares, quien accede a tal solicitud y meses después se concretan las gestiones. Las Monjas van a contar con Saturna Martínez, María Yépez Melo y María Fernández como colaboradoras (…) las Hermanas Maximina, María y Clemencia fueron las primeras en venir (…) La Hermana Maximina asume las funciones de enfermera jefe…”

Finalmente, el 3 de diciembre de 1897 llegan las Hermanas de San José de Tarbes a Barquisimeto, para iniciar de inmediato su denodada labor de la administración y asistencia del Hospital La Caridad. Sin embargo, poco a poco dada la compenetración de las hermanas tarbesianas con la comunidad barquisimetana, al cabo de un tiempo se fomentó el hecho de que en Caracas, desde el 1º de marzo de 1891, habían iniciado estas religiosas en una casa particular contigua a la Iglesia de San Juan, el “Internado de San José de Tarbes”, con una matrícula inicial entre internas y externas de 40 alumnas en total y que en 1902 dicho colegio, se trasladó a su nueva sede en El Paraíso, donde continúan funcionando actualmente.

De esta forma, se creó en Barquisimeto una Junta de Fomento, para la constitución de un colegio para niñas que estuviese bajo la regencia de las Hermanas de la Congregación de San José de Tarbes y que según el historiador Rafael Domingo Silva Uzcátegui (1942) y de acuerdo a la información que recabó directamente con las propias religiosas de la capital del estado Lara:

“…Los promotores (…) fueron el Pbro. Dr. Aguedo Felipe Alvarado, que para entonces era Vicario Capitular de la Diócesis y el señor Eduardo Lindheimer. Al principio de 1904 vinieron las Hermanas Juana y Fabiana, quienes procedieron a solicitar un local apropiado y abrir la inscripción de las alumnas. Hechos estos preparativos, vino la Hermana Superiora de la Congregación en Venezuela, Reverenda Madre San Simón, con las Hermanas Angelina, Marta María, y María Gertrudis, quienes llegaron a Barquisimeto por ferrocarril, en la tarde del 1º de abril de 1904. Estas tres últimas Hermanas y las dos primeras que nombré, –   Hermanas Juana y Fabiana   – fueron las primeras Profesoras que tuvo el Colegio, el cual fue inaugurado el 17 del mismo mes y empezó a funcionar dos días después, o sea, el 19 de abril de 1904. Fue instalado en una casa propiedad del señor Antonio Fuentes, frente a la Plaza Bolívar de entonces, Calle Catedral, donde vive hoy la familia Arráez. La primera Directora fue la Hermanan Juana, quien estuvo al frente del Instituto, hasta el mes de febrero de 1916…”

Nada más esclarecedor, que las acotaciones del historiador y escritor Rafael Domingo Silva Uzcátegui, recogidas en su Enciclopedia Larense de 1942, donde señala primero, que recogió la información de las propias Hermanas en esa época de los años 40. Segundo, cuándo estuvo todo totalmente listo que fue el día 17 de abril y cuándo entró en funciones que fue el 19 de abril, esta última fecha, la que se toma como día del aniversario y tercero cuál fue la casa de su función primigenia y quienes fueron las religiosas que dieron inicio al Colegio.

Por su parte, Raúl Azparren (1978) comenta que, en la casa de los Arráez, se fundó el Colegio Inmaculada Concepción el 19 de abril de 1904, donde el discurso que la ocasión reclamaba estuvo a cargo del Dr. Antonio Álamo. Esta casa aun en pie, está actualmente enclavada en el corazón de la Zona de Valor Histórico de Barquisimeto, es decir, en la mediación de la acera oeste de la hoy calle 23 entre carreras 16 y 17, prácticamente diagonal al templo de San Francisco, que para 1904 era la Catedral. Para darnos una idea, de la expresión que pudo haber manifiesto en su discurso el Dr. Álamo, traemos a colación un fragmento de las palabras que pronunció el 10 de marzo de 1904 en una recepción ofrecida a Monseñor Dr. Aguedo Felipe Alvarado:

“…Ese es el poder del pensamiento, señores: esa es la idea, imperecedera en el tiempo y en el espacio; esa es la soberanía de la inteligencia que flota sobre todos los sucesos y fija el rumbo de la civilización. El talento, prerrogativa inalienable, corona de luz que no se apaga, premio excelso, es un beso del Creador a su criatura…”

Hay que señalar, que el Colegio según Azparren, se fundó con 25 alumnas, debido a la sana preocupación del Vicario Capitular de la Diócesis, Mons. Dr. Aguedo Felipe Alvarado, después Obispo de Barquisimeto y Coro y del ciudadano francés don Eduardo Lindheimer de acentuada acción cívica y ciudadana en la ciudad, destacándose también en este sentido como aliados del proyecto educativo, como activos colaboradores los doctores Eliodoro y Antonio María Pineda, el propio Antonio Álamo, el Pbro. Dr. Virgilio Andrade, el Pbro. Francisco Manuel Arráiz, don Federico Ramos, don Eligio Macias, don Walterio Pérez y don Sabas Arráez.

Cinco años bastaron, para consagrarse como un reputado plantel que enseñaba con acierto a la juventud femenina de la ciudad, el estado y zonas circunvecinas, gracias a su sistema de internado y semi-internado, donde igualmente obtenían valiosos conocimientos para su capacitación. Este lustro, no sólo fue de fructífero desempeño docente, sino también de arduas diligencias, de continuas reuniones de trabajo, de la concreción de ideas y de estrechar lazos de amistad, a la vez de hermanar voluntades hacia un solo fin, la materialización de una adecuada y bien concebida sede propia para el Colegio Inmaculada Concepción.

A tal efecto, va a jugar un papel protagónico el grupo de caballeros ya nombrados que sirvieron de colaboradores en el establecimiento del Colegio en nuestra ciudad, quienes apuntalaron las aspiraciones de la religiosas tarbesianas, consiguiendo finalmente la construcción de un inmueble que se erigió sobre las ruinas del Palacio del Alférez Real, don Juan José de Alvarado, en la hoy esquina suroeste de la carrera 16 con la calle 23. Finalmente, en septiembre de 1909, el Colegio Inmaculada Concepción se muda a su nueva sede, en edificio propio, en cuya ocasión el acto fue revestido de solemnidad por Monseñor Dr. Aguedo Felipe Alvarado.

Desde entonces, el Colegio ha funcionado en este sitio, y fue con los años transformando su fisonomía, en la cual influiría decisivamente a la postre el Hermano Juan del Colegio La Salle, prestigioso y renombrado arquitecto, como lo describe F. Benet en la Guía General de Venezuela de 1929. Remodelación que luego sería cambiada nuevamente, sumando nuevos terrenos también hasta alcanzar el aspecto que tienen sus actuales y amplias instalaciones, con la imponente imagen pedestre de la Inmaculada Concepción que desde los albores de la segunda década del Siglo XX domina el patio central de la entrada principal, una figura en bronces, pintada con los colores que le insuflan vida a la imponente imagen.

Nosotros, por vinculaciones institucionales estuvimos en los actos alegóricos a sus 95 años y luego colaboramos en la realización del centenario de la Institución y en esa ocasión, hace veinte años tratamos de retratar con la palabra el emocionado momento que se vivió en el gran reencuentro de las exalumnas, donde nos encontramos con compañera de nuestra abuela y nuestra madre se encontró con condiscípulas suyas y era de ver el regocijo reinante y la algarabía de las pequeñas retozando entre varias generaciones de egresadas, que allí había hecho su instrucción primeria y de bachillerato, otras egresadas como técnicos contables, como normalistas y como músicos, destacándose en ese concierto histórico, la célebre profesora Doralisa Giménez, luego de Medina, quien oriunda de Duaca, egresó como normalista y como músico y al poco tiempo fundó la Academia Santa Cecilia, de donde egresaran importante figuras, como el Dr. José Antonio Abreu, fundador del sistema de coros y orquestas infantiles de Venezuela. Este ejemplo es prueba fehaciente de la positiva influencia tarbesiana en nuestra región, pues Doralisa no hizo más que prolongar la enseñanza musical que recibió de la Hermana Marta, una religiosa francesa de la Congregación de San José de Tarbes, que dejó profunda huella en esta tierra de tuna y cardinal y alma musical.

Para todo ese inmenso conglomerado que es hoy el universo del espíritu tarbesiano, nuestras felicitaciones por los 120 años del Colegio Inmaculada Concepción de Barquisimeto.

Barquisimeto, domingo 28 de abril de 2024.

Fuentes Consultadas:

  • Álamo, A. (1945) Libro Revuelto. Tipografía Garrido. Caracas. Venezuela.
  • Azparren, R. (1978) Barquisimetaneidad, Personajes y Lugares. Publicación de la CANTV al servicio de la cultura. Talleres Escobar. Caracas. Venezuela.
  • Benet, F. (1928) Guía General de Venezuela. Leipzig. Alemania.
  • Ceballos, C. (2008) Del Hospital de Caridad al Hospital Central de Barquisimeto 1880 – 1954. Universidad Centroccidental Lisando Alvarado. Ediciones del Rectorado. Venciseditores Cooperativa Editorial. Barquisimeto. Venezuela.
  • Silva, R. (1942) Enciclopedia Larense. Tomo II. Impresores Unidos. Caracas. Venezuela.
  • Wikipedia (2024) San José de Tarbes (El Paraíso). [Artículo en Línea] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/San_Jos%C3%A9_de_Tarbes_(El_Para%C3%ADso)

Foto del artículo cortesía del autor

En nombre de Aldea Educativa Magazine agradecemos altamente la valiosa colaboración del Sr. Ivan José Brito López por habernos facilitado el citado artículo que fue publicado originalmente en El Informador.

Con motivo de la celebración de los 120 años del colegio, se celebraron varios eventos, y gracias a la cortesía de Yaritza Alvarez, compartimos fotografías de alguno de ellos, comenzando con la misa llevada a cabo para dar Gracias a Dios.

En otra foto podemos apreciar a la directora actual del colegio, Hermana Aida Gracia, rodeada de alumnas.

Asimismo, en la foto de la izquierda, hay un grupo de egresadas de la promoción de 1965, todas damas muy elegantes con algunas de las cuales nos unen lazos familiares y afectivos muy fuertes. Y no podía faltar la bandera del colegio, ondeada por exalumnas orgullosas de haber estudiado en esa respetuosa institución.   Raul Briceño Silva

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí